tag:blogger.com,1999:blog-91214566691155251172024-02-08T06:59:24.604-04:00Gracias, La Gerencia.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.comBlogger73125tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-8233626882264961592011-07-28T18:55:00.006-04:302011-07-29T19:00:11.247-04:30La despedida<a href="http://2.bp.blogspot.com/-8ms37EEzHeQ/TjNB3S7PF2I/AAAAAAAAAL8/YeMS91dB5yQ/s1600/rosa-de-los-vientos-1607.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 320px;" src="http://2.bp.blogspot.com/-8ms37EEzHeQ/TjNB3S7PF2I/AAAAAAAAAL8/YeMS91dB5yQ/s320/rosa-de-los-vientos-1607.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5634919976999524194" /></a><br /> <i>Cada palabra que no dice nada distorsiona el mensaje</i><div><br /></div><div>Esta frase la llevo grabada en mi cabeza años, es de una antigua profesora de literatura que tuve en los últimos años de liceo y de la que a título personal se convirtió en amiga y en improvisada crítica y consejera de lo que escribía.</div><div><br /><div>No solo tengo esa frase guardada de ella, otras como:<br /><br /><i>No por escribir con menos palabras lo que intentas decir es más bonito, hay que utilizar las justas, cada objeto, paisaje y situación necesita de su espacio, y eso son las palabras, espacio para colocar el mundo que solo tú ves. Las palabras tienen un solo significado, es el lector el que las tiñe de otro color, lo que tú tienes que hacer es convertir cada letra en el arcoíris.</i><br /><br />Y muchas más. Susana, así se llama, es una de esas locas maravillosas que hablan por los codos y la mayoría de las veces no dice nada. Aún recuerdo la primera clase con aquella desconocida (en ese momento lo era, y asustaba) hace ya unos buenos años.</div><div><br />Era nueva en el liceo por lo que nadie la conocía. Entró en el salón vestida con un fino vestido azul oscuro, más propio de la noche que de las nueve de la mañana. Era alta, altísima, delgada, y lucía una melena larga, que siempre llevaba suelta al comenzar la clase y al finalizar acababa recogida en un moño que improvisaba con un bolígrafo transparente, azul, siempre azul, que deshacía antes de salir por la puerta.</div><div><br />Se sentó retirando sus gafas de sol y alzando la voz soltó la primera frase que nos descolocó a todos:</div><div><br /><i>-Si tengo que subir todos los días todas esas escaleras… coño, lo siento, pero habrá días que ni venga.</i></div><div><br />Una carcajada invadió el salón, ahora pienso que lo soltó para ganarnos, y lo logró. Parecía altiva pero no lo era, incluso parecía muy despistada, poco a poco nos dimos cuenta que con ella todo era un juego, hasta su personalidad.</div><div><br />Soltó su maletín morado sobre la mesa y sacó un documento manuscrito, se levantó y colgándolo en la mesa de metal dijo:<br /><br /></div><div><i>-Aquí hay una lista de 120 libros que yo considero que deben leer, no les pido que los lean todos, aunque deberían, sino que les voy a proponer un trato.</i></div><div><br />Y aquí empezó el juego.</div><div><br /><i>El primer lunes de cada mes, uno por uno me entregará el libro que decide leer de la lista, la mayoría están en la biblioteca y son treinta alumnos. Se pueden poner de acuerdo para que así no tengan que gastar mucha plata. Ese mes lo leerán y al mes siguiente, el primer lunes, junto el próximo libro que vayan a leer me entregan algo escrito sobre el libro, puede ser un resumen, un comentario de texto, una crítica, etc… lo que quieran. Yo ahí me reservo mi poder que tengo y los calificaré, pero no habrá teoría, no habrá exámenes y las clases serán otra cosa que les iré enseñando. Eso sí, con esta opción la nota máxima será un dieciocho, quien quiera el 20, tendrá que hacer lo mismo cada dos semanas. Si no quieren eso, aquí tienen el programa y ya. </i></div><div><br />Acto seguido se sentó en la mesa más cercana a la primera ventana, la abrió, medio sacó la cabeza y encendió un cigarro. Nos dejó a todos petrificados, no sabíamos qué hacer, hasta que yo ajeno a los cuchicheos de la gente sobre "que bolas esta caraja fumando en clase", me levanté y fui directo a la lista de libros. Yo quería esa opción e hice algo para convencer a todos de golpe, me di la vuelta y dije:</div><div><br />-Hay muchos de los que ya nos hicieron leer años pasados.</div><div><br />El voto fue unánime, la clase de literatura de ese año sería algo sencillo, lo que no nos imaginamos era que iba a ser la mejor asignatura de aquel año y de muchos, la que todos deseábamos ir.</div><div><br />El primer lunes todos fuimos con el libro que íbamos a leer, digo el primer lunes porque el resto de clases de la primera semana no se pasó por clase. Yo llevaba mi copia de <i>Crimen y Castigo</i>, acababa de leerlo en vacaciones. </div><div><br /></div><div>Hay libros que tienen una edad para comprenderlos en su magnitud. Solo recuerdo que en aquél primer trabajo escribí una conversación más, inventada por mí del protagonista con el policía, realmente era una basura, intentar alargar la parte del libro más brillante fue una estupidez por mi parte, pero encantó a Susana. A la mañana siguiente de entregar mi trabajo me hizo llamar aparte y comenzó a hablar, tanto, que se me fue el resto de la mañana hablando con ella. </div><div><br /></div><div>Así era ella, no entendía de normas, solo de historias, y allí junto a ella descubrí que así quería hablar yo. Saltaba de un libro a otro, parecía que viviese metida en cada uno de ellos, sus manos, su boca, sus ojos eran una página diferente, se iluminaba, gritaba, se levantaba, reía, era pura pasión, en mi vida volví a conocer persona que hablara con tan enorme devoción por los libros.</div><div><br /></div><div>En aquella conversación, casi monólogo, es cuando oí por primera vez las frases que arriba les cito, hablaba y hablaba y en aquel momento no comprendía por qué, hasta que de un golpe en la mesa se paró en seco, de pie, tras la mesa, mirándome a los ojos y me dijo en un tono serio que me asustó:<br /><br /><i>-Pero… ¿comprendes por qué te digo todo esto?</i></div><div><br />Yo respondí casi titubeando:</div><div><br />-Sí, que lea, ¿no?</div><div><br />Y entre una sonrisa que se esforzaba por esconder me dijo:</div><div><br /><i>-Lee para vivir, lee para escribir, escribe para vivir, pero hazlo sin palabras.</i><br /><br />Y así me dejó, sin palabras, en aquel momento no comprendí qué quiso decirme. Fue en los meses siguientes en los que yo le entregaba los libros que había leído, los cuentos, relatos, pequeños escritos que había hecho, debatíamos, me aconsejaba, me gritaba y criticaba muy duramente, si tenía que decir: “<i>Esto es una mierda</i>” no lo maquillaba, lo gritaba a los cuatro vientos, pero a mí me divertía, me servía.</div><div><br />Esa relación llega hasta hoy en día, sigue gritándome, sigue rompiendo las hojas de cosas que escribo, sigue llamándome “<i>tú, el de Crimen y castigo</i>”.</div><div><br />Les cuento esta historia real de mi vida no para decir que por ella escribo, ya lo hacía mucho antes, sino para rescatar aquella frase que en un principio no entendí y que ahora entiendo:<br /><br /><i>Escribe sin palabras.<br /></i><br />Eso es lo que intento, olvidar las palabras y escribir sentimientos, cada sustantivo, cada artículo, cada verbo tiene que llevar inmerso una voz, un gesto, un deseo, un rostro. Olvidar las letras, ellas no dicen nada, convertirlas en realidad en la cabeza del que lee. Eso intento y eso quiero explicar.</div><div><br />Este blog ya creo que cumplió su ciclo de vida y este será el último post que escribo con la regularidad que llevo haciéndolo desde hace días. Aunque ya no cumple (o eso creo) con su subliminal fin último, no puedo negar que me ha servido de entrenamiento para conseguir una disciplina que había perdido. Un día me dijo una amiga</div><div><br /><i>“¿Quién te dijo a ti que por ser un relato para un blog no debías dejar la piel? Es lo que lo distingue de los cientos de blogs”</i><br /><br />Y ahí está el problema, cuando escribo un relato lo sigo teniendo días en la cabeza, le doy vueltas, lo reviso, pienso si de otra forma sería mejor.… cosas que me quitan mucho tiempo.<br /><br />No es una despedida, estoy seguro que alguna vez publicaré algo, segurísimo, pero por el momento lo dejo suspendido, también él y ella deben descansar.<br /><br />Gracias a los pocos que lo siguieron, a todos los que alguna vez leyeron o echaron un simple vistazo, gracias a quien inspiró todo esto. Gracias a ustedes volví a tener confianza y lo que es evidente, volví a escribir. Mis letras siempre serán suyas...</div><div><br /></div><div>¡Gracias, La Gerencia!</div></div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-14978684205455568442011-07-15T18:20:00.003-04:302011-07-15T19:11:08.263-04:30La Muerte<a href="http://4.bp.blogspot.com/-hKho2XAh-ZY/TiDMhQxosXI/AAAAAAAAAL0/M-EYqXbf73k/s1600/escribir_es_vivir.png" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 234px; height: 320px;" src="http://4.bp.blogspot.com/-hKho2XAh-ZY/TiDMhQxosXI/AAAAAAAAAL0/M-EYqXbf73k/s320/escribir_es_vivir.png" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5629724406024024434" /></a><br /><div><br /><embed src="http://assets.mixpod.com/swf/mp3/mff-stick.swf?myid=83805793&path=2011/07/15" quality="high" wmode="transparent" flashvars="mycolor=111111&mycolor2=99CCCC&mycolor3=FFFFFF&autoplay=false&rand=0&f=4&vol=100&pat=0&grad=false" width="219" height="35" name="myflashfetish" salign="TL" type="application/x-shockwave-flash" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer" border="0" style="visibility:visible;width:219px;height:35px;"></embed><br /><a href="http://www.mixpod.com/playlist/83805793" target="_blank"><img src="http://assets.myflashfetish.com/images/get-tracks.gif" title="Get Music Tracks!" style="border-style:none;" alt="Music" /></a><a href="http://www.mixpod.com/" target="_blank"><img src="http://assets.mixpod.com/images/make-own.gif" title="Create A Playlist!" style="border-style:none;" alt="Playlist" /></a><br /><a href="http://mixpod.com/">Music</a> <a href="http://mixpod.com/">Playlist</a> at <a href="http://mixpod.com/">MixPod.com</a><br /></div><div><br /></div>Un vaso de ron que hace juego con la botella a medio llenar. La luz de una lámpara viejísima que extrañamente tiene más vida que todos los aparaticos que ha ido comprando en los últimos meses. El mono del último pijama que se compró. Pies descalzos. Una franela anchísima gracias a su pérdida de peso que lleva con él toda la vida, desteñida y hasta con huecos. Cuatro cajas de cigarros. Todo bien colocado sobre la cama, al lado de la computadora portátil y unas cuantas hojas llenas de borrones, tachones y letras ilegibles. <div><br />Ese ha su pequeño ritual de todas las noches, justo después de las doce. Lo ha convertido en una manía. En cuanto el reloj despertador daba las doce, se sienta frente a la computadora, daba la tecla de encendido y agarra el control del equipo de sonido. Lo enciende inundando todo el espacio de piezas flamencas que le traen recuerdos imborrables. </div><div><br />Prende un cigarro. Tras la primera calada, aguanta el humo en sus pulmones hasta que siente el burbujeo, el grito de auxilio del cuerpo que se queda sin oxígeno pero cada vez más relajado.<br />Abre el documento donde guarda el escrito, relee las últimas páginas y comienza a escribir. En un principio ni sabe que es lo que escribe. Ya el efecto del ron no le deja diferenciar lo que quiere escribir con lo que realmente escribe, eso le gusta. Además escribe sobre lo mismo. Las historias no son el centro, sino su protagonista. Casi es automático, realmente escribe sobre ella en cada cuentito. Lo que cambia son los paisajes y el hilo. Su posición cuasi holgada e ha facilitado varios lujos, como el escribir de noche y dormir por la mañana. Se siente más cómo así, pensando que el mundo ha muerto y él poco a poco, lo va reconstruyendo entre volutas de humo.</div><div><br />Ella camina despacio, no sabe que es lo que sigue pero un pálpito le ha hecho llegar a este parque inhóspito, la niebla cubre el horizonte y el ruido de las hojas secas bajo la presión de sus pies dibujan un paisaje tenebroso. Siente que a lo lejos….</div><div><br /><i>-Ya deja eso. Tengo frío. Llévame a casa, aquí ya no hay nada que hacer. </i></div><div><br />-Pero… ¿Quién ha dicho eso?</div><div><br /><i>-Parece mentira que tú me hayas creado y nunca te hubieras imaginado mi voz. Soy yo.</i></div><div><i><br /></i>-Pero… Eso no puede ser.</div><div><br /><i>-Jajaja ¿Cómo que no soy real? Soy tu musa y me niegas. Estoy cansada. Mucho tiempo juntos y nunca me he quejado de nada. Hoy lo que has fumado te ha sentado muy mal. </i></div><div><br />Se levanta muy confuso, ha sido una experiencia muy extraña. Lo explica como los efectos del ron que siempre le hace poner los ojos chinos. Contrariado, se dirige a la cocina y se hace un café. Se sale de la rutina, pero hoy algo extraño ya la ha roto. Se relaja mientras espera que la cafetera comience con sus vapores a avisarle que está listo. No quiere pensar en lo que acaba de vivir, es una alucinación y como tal, no debe alimentarla. </div><div><br />Una vez despejado se dirige de nuevo a la cama y comprueba que todo lo que acaba de escribir está borrado y en su lugar está otra trama que él no ha escrito. Ella, en vez de estar en la calle se encuentra dormida plácidamente en su cama. No entiende nada y comprueba las notas de las hojas desperdigadas por todos lados. En ellas verifica que en ningún momento tenía pensado escribir lo que está escrito. Borra letra por letra hasta que otra vez la misma voz:</div><div><br /><i>-Otra vez tú, me has despertado.</i></div><div><i><br /></i>-¿Cómo que te he despertado, si ni siquiera te he puesto a dormir?</div><div><br /><i>-¡Yo no soy una carajita! Yo sé acostarme sola.</i></div><div><i><br /></i>-No quiero decir eso. Digo que yo no he escrito que estás durmiendo, tenías que estar camino al tren donde ibas a encontrarte con el otro protagonista</div><div><br /><i>-No. Te he dicho que no voy a ir. No me apetece, hace frío y el cansancio no deja moverme. No me muevo de aquí.</i></div><div><i><br /></i>-¿Cómo que no? Yo te he creado… espera, no puedo estar discutiendo contigo esto. No puede ser, me estoy volviendo loco. </div><div><br />Ella sigue dormida, el caso se está complicando. Piensa que puede ser la primera vez que necesite ayuda….</div><div><br />-¡Eh! Para, eso no lo estoy escribiendo yo.</div><div><br /><i>-Por favor, déjame dormir y no seas pesado ¿Cuánto tiempo llevamos juntos? </i></div><div><i><br /></i>-Diecinueve meses ser exactos. Casi 70 escritos y tres cuadernos de anotaciones que yo he escrito. </div><div><br /><i>-Pues por eso. ¿No estás ya cansado de pelear con la razón y el corazón? ¿Con la gramática y la intensión? ¿Por qué no acabamos con esto? Merecemos descansar</i></div><div><br />-Pero… ¿Qué quieres decir, que te mate? Te lo repito, no eres real.</div><div><br /><i>-Entonces ¿por qué sigues hablando conmigo?</i></div><div><br />-Porque tú me hablas.</div><div><br /><i>-Y tú. ¿No estás cansado?</i></div><div><br />-Bueno yo…</div><div><br /><i>-Tú vida ha cambiado en pocos meses. Estás solo porque no tienes a nadie. Estabas todo el día ocupado escribiéndo lo mismo una y otra vez. No sales de casa, no tienes amigos, tu única afición es hacerme correr por todos esos sitios que tu dibujas una y otra vez. ¿Por qué no acabamos con todo?</i></div><div><br />-Yo, yo… yo no podría. Si te pierdo a ti, lo pierdo todo.</div><div><br /><i>-Pues eso. Te lo repito, ¿Por qué no acabamos con todo, con nosotros?</i></div><div><br />-¿Qué? ¿Quieres que nos matemos los dos?</div><div><br /><i>-¡Mírate! Eres un joven/viejo acabado, borracho, que vive de noche porque no se quiere ni cruzar con la asistenta que le ayuda con las cosas de la casa. No te relacionas con nadie más que contigo y por ende conmigo, porque yo soy tú. Y si yo estoy cansado es porque tú ya no puedes más, ¿lo entiendes?</i></div><div><br />-Tiene sentido.</div><div><br /><i>-Pues eso, ¿qué hacemos?</i></div><div><br />-Tú sigue durmiendo mientras yo lo pienso.</div><div><br /><i>-Gracias. Si no lo haces, al menos déjame dormida unos días.</i></div><div><br />Convencido de lo que ha hablado con ella, se sienta en el sofá y piensa en el fin de los dos. Para ello lo que tiene que hacer es seguir escribiendo. Que vaya a morir no quiere decir que no cumpla con el plazo que tiene para elaborar sus escritos, pero lo tendrá que seguir haciendo en un cuaderno, debe dejarla dormir. Se lo ha prometido</div><div><br />Tras dos noches acabando deprisa el final del que ha sido su única amiga durante mucho tiempo, se da cuenta que no ha pensado en su final, pero no duda, será un clásico, con pastillas.<br />- Despierta, ya está. Bueno, espera, se me olvidaba.</div><div><br />Ella, tras unas horas reparadoras de sueño abre los ojos y encuentra la habitación tan vacía como la había dejado. </div><div><br /><i>-Hola. Espero que me despiertes para darme buenas noticias.</i></div><div><i><br /></i>-Te despierto para que me acompañes. Me he tomado el frasco de estas pastillas, son mis últimas horas.</div><div><br /><i>-Bien hecho. Por fin podrás descansar. ¿Y yo?</i></div><div><br />-Tranquilo, ya he escrito tu final. En cuanto empiece a sentirme mal te vuelvo a dejar dormida y en cuanto impriman el libro vivirás tu última aventura. Te adelanto que no tendrás que hacer mucho y no sufres.</div><div><br /><i>-Genial, si pudiera llorar lo haría.</i></div><div><br />A la mañana siguiente. Su asistenta entra como todos los días puntual a su cuarto para llevarle la taza de café. Lo encuentra tirado sobre la computadora en el lugar donde debería ir la almohada. Se extraña ya que es la primera vez que lo ve en ese estado. Lo llama y al no hallar respuesta se asusta y le toca. Está frío, el miedo la paraliza hasta que con pocas fuerzas y menos ganas se agacha para poder ver mejor su rostro. Comprende que no está dormido.</div><div><br />La policía en el registro de la habitación ve claramente las señales del suicidio, la botella de ron, el frasco de pastillas vacío, las colillas de cigarro que llenan el cenicero, cientos de páginas en blanco y en la pantalla el cursor parpadeando sobre una hoja completamente en blanco tras dos palabras, solo dos palabras en toda la habitación:</div><div><br />Somos libres<br /></div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-47918558061064676772011-07-08T18:47:00.005-04:302011-07-08T19:34:09.091-04:30El Juicio<a href="http://4.bp.blogspot.com/-AVNLql7Ca54/TheYdgEk0ZI/AAAAAAAAAKo/em5nHsJ3D4Q/s1600/suicidio.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 226px;" src="http://4.bp.blogspot.com/-AVNLql7Ca54/TheYdgEk0ZI/AAAAAAAAAKo/em5nHsJ3D4Q/s320/suicidio.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5627133892015477138" /></a><br /><div><br /></div><div><br /></div>-Pase por la puerta de la derecha, siéntese en la silla con las manos sobre la mesa. Así, ahora mismo volvemos. ¿Está bien? ¿Quiere un poco de agua? ¿Llamar a su abogado?<div><br />-<i>No, no lo llamen, no hace falta, y sí estoy bien, gracias.</i></div><div><br />Se encuentra sentado en una habitación casi vacía. Una mesa, una silla y un gran espejo es lo único que rompe con el blanco cegador que predomina en toda la sala. No piensa, no sabe en qué pensar, solo quiere que todo acabe, no entiende por qué le está sucediendo esto, se supone que no debería ser así.</div><div><br />-¿Todo bien?</div><div><br />-<i>Si perfecto, ¿qué hago aquí?</i></div><div><br />-Usted fue encontrado en el lugar de los hechos. Debemos hacerle unas preguntas; espero que colabore y no ponga ninguna resistencia.</div><div><br />-<i>Pero es ridículo, todo está claro.</i></div><div><br />-Eso lo diremos nosotros. ¿Podría hacer un resumen de las cosas que hizo el último mes?</div><div><br />-<i>Es evidente que...</i></div><div><br />-Limítese a contestar. ¿Entonces no niega que conocía a la víctima?</div><div><br />-<i>Claro que la conocía, fue y sigue siendo…</i></div><div><br />-Con eso me basta. ¿No niega que el arma con la que se cometió el crimen fue encontrada en su mano derecha?</div><div><br />-<i>No, no lo niego.</i></div><div><br />Se derrumba, no aguanta la presión y deja brotar las lágrimas que lleva tiempo reteniendo. No se arrepiente de lo que hizo pero hablar de ello le está trayendo muchos recuerdos.</div><div><br />-No llore. ¿Qué relación tenía con la víctima?</div><div><br />-<i>Ya no lo sé, hace mucho tiempo que no hablabamos, ya no nos entendíamos, ya no nos mirábamos, todo era frío. Me hacía sufrir mucho. A veces la idea me rondó en la cabeza, nunca lo abandoné</i></div><div><br />-Entonces ¿no niega que le mató?</div><div><br />-<i>Sí, porque ya no lo soportaba, no aguantaba más. Usted no sabe lo que es vivir con esa incertidumbre, ese dolor por dentro, enquistado en lo más profundo. Toda tu energía se gasta, no podía pensar en otra cosa que en la muerte. Creo que él no me entendía, aunque lo sabía. Creo que para él fue liberador, bueno para mí, ya no sé ni lo que digo, me está confundiendo.</i></div><div><br />Está nervioso, ha entrado en su juego. Creía que todo estaba claro, pero sigue sin saber por qué le pasa esto. Es torturador hablar de ello. Se recuesta en la silla hacia atrás y fija la mirada en un punto del techo, mirando a ningún lado logra abstraerse y se olvida de la situación.</div><div><br />-Señor, le rogamos que colabore, si no contesta tendremos que seguir con el interrogatorio.</div><div><br />Ya no escucha nada, está solo en una habitación blanca, sin mesa, sin silla, sin nadie gritándole al otro lado, solo una luz tan intensa que le impide ver. Cierra los ojos.</div><div><br />Se queda así durante minutos, horas, puede que sean siglos. No siente nada más que la oscuridad tras sus párpados. Piensa que es extraño que le hayan dejado tanto tiempo con ellos abiertos y los abre. Sigue sin entender nada.</div><div><br />Le cuesta reconocer dónde está. Ya no es esa habitación en la que le estaban interrogando. Justo frente a sus ojos reconoce la habitación donde duerme. ¿Todo ha sido un sueño? Se acerca y llama suave, pensando que no es real y su mano atravesará la puerta. Empieza a desvariar, todo tiene que tener una explicación.</div><div><br />Sus nudillos hacen un pequeño ruido casi inaudible, es real y llama más fuerte, cada vez más fuerte. La inseguridad que le provoca la situación se está convirtiendo en rabia. De repente e instintivamente palpa con la mano derecha su bolsillo del pantalón, para su sorpresa encuentra las llaves de la puerta</div><div><br />-<i>Claro, estoy en casa.</i></div><div><br />Empieza a olvidar por qué está aquí. La cercanía a sus cosas una vez dentro de la casa le envuelve en una atmósfera conocida. Ya no recuerda la habitación blanca, las preguntas, el hecho que le ha traído hasta aquí.</div><div><br />Respira hondo y deja las llaves a un lado. Se mira de refilón en el espejo y ve algo extraño en su cuello, como una sombra. No lo da importancia, está cansado, solo quiere dormir durante horas, días, años. Desconectarse de todo. </div><div><br />Camina despacio, todo el cuerpo es pesado. A cada paso siente que no tendrá energía para dar el siguiente. Las imagenes en su cabeza, los recuerdos, hace que se quede petrificado. Está tan cansado que no puede ni reaccionar. No distingue al intruso, se frota los ojos pero lo ve todo borroso. Todo vuelve a ser extraño, sin embargo sigue sintiendo esa familiaridad que recibió al abrir la puerta de su pecho.</div><div><br />Le gustaría que el agente que tantas preguntas le hizo estuviera aquí y viera todo lo que realmente pasó para que así se diera cuenta de cómo fue la situación. </div><div><br />Es extraño verse a sí mismo, en todo momento recuerda todo lo que sentía, pensaba. Ahora está abatido sobre la mesa, pensando que no encuentra mejor solución, que lo tiene que hacer, que lleva mucho tiempo aplazándolo por si mejora pero todo es más oscuro.</div><div><br />-<i>Ahora me levantaré.</i></div><div><br />Lo dice en voz alta y rápidamente se lleva la mano a la boca. No quiere que se oiga, pero piensa que puede que sea como en las películas, y no se percatará de su presencia. De todos modos esto ya pasó, no habrá nada que lo cambie.</div><div><br />Se oye el cerrar la puerta y dirigirse a la cocina, es el momento y se sienta en el sofá pequeño, el que está junto a la tele, desde ahí lo verá todo sin molestar. Extrañamente está nervioso, no todo el mundo tiene la posibilidad de ver lo que él va a ver.</div><div><br />Sus ojos totalmente expresivos. Siempre lo fueron.</div><div><br />-<i>¿Por qué no lo hice antes?</i></div><div><br />Se sienta en el suelo del salón, sobre la alfombra. En la mano empuña un cuchillo muy afilado, sabe en lo que está pensando:</div><div><br />“<i>En algún sitio he leído que los que se cortan las venas son los que realmente quieren vivir, solo quieren llamar la atención, es mejor un corte fuerte en la garganta, sin dudar, además de no tener marcha atrás es más rápido y no duele tanto</i>”</div><div><br />Casi se levanta para decirle que es falso, que morirá igual sea como sea, pero que el dolor es insoportable, que igual es el dolor lo que hace que mucha gente de marcha atrás. Casi lo hace pero recuerda que esa ya no es su vida, ya acabó con ella, sin embargo se coloca de rodillas y se mira fijamente a los ojos, quiere asegurarse que en ningún momento se arrepintió.</div><div><br />Alza el cuchillo y mira su reflejo en el filo, no le tiembla la mano, está decidido, tira para atrás la cabeza y en un primer tanteo se acerca el afilado arma y hace una prueba. Está tan afilado que se hace un corte fino del que no para de salir sangre. </div><div><br />-<i>Un, dos, tres…</i></div><div><br />El cuchillo atraviesa piel, carne, nervios, venas, lo atraviesa todo con facilidad. Él sigue de rodillas viendo la escena, viendo como la sangre brota mientras hace extraños ruidos con la garganta. La sangre sale de su cuello, de su boca, de su nariz, pero no siente asco, dolor, arrepentimiento, no, nada de eso, mientras ve como se escapa su vida, sus sueños, sus esperanzas por esa herida. Pero no hay liviandad, no hay 21 gramos... no hay olvido. No puede olvidar</div><div><br />Un último intento de respirar y luego todo negro.</div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-14964553688732451082011-07-01T23:05:00.009-04:302011-07-01T23:33:17.497-04:30La condena<a href="http://3.bp.blogspot.com/-HVIQ6957ljk/Tg6Us0ZP71I/AAAAAAAAAKg/pw9mPK94a4s/s1600/336.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 240px;" src="http://3.bp.blogspot.com/-HVIQ6957ljk/Tg6Us0ZP71I/AAAAAAAAAKg/pw9mPK94a4s/s320/336.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5624596482332028754" /></a><br /><div><br /></div>Sólo con el mar hasta que la noche lo cubre todo de oscuridad y lo invita a perderse. Así es como esta pasa las últimas noches. Lo mira, lo siente y lo oye, aunque últimamente ya no le escucha, esta cegado, encerrado en un sólo pensamiento, el mar lo ha abandonado, lo ha engañado.<div><br />Su relación con él siempre ha sido muy cercana. El mar ha sido testigo de todos los momentos importantes de su vida. En él aprendió a nadar, a reír, a soñar. En viejas épocas, su familia hacía pequeñas mudanzas a la arena y pasaban horas tumbados bajo el Sol, para todos eran simples vacaciones, momentos para desconectar, para él eran largas conversiones interiores con el mar. </div><div><br /></div><div>Mientras los demás jugaban con las raquetas en la arena, él se quedaba sentado cerca del lugar donde las olas rompían y lo miraba, lo escuchaba. Era una relación secreta, sabía que no podría contárselo a nadie o lo tomarían por loco. Cómo contarlo, cómo explicar que el suave sonido de las olas, el brillo, los reflejos, el horizonte en calma le traían mensajes que en su cabeza se reproducían en paisajes, sentimientos que ningún otro captaba.</div><div><br />Fue testigo de los años en los que la duda, la culpabilidad le corroía las entrañas. De su liberación y de su primer amor. Se pasó meses contándole justo en el momento que la tarde caía serena sobre sus aguas, lo que le gustaba de él, lo difícil que era todo y lo nervioso que se sentía porque pensaba que era correspondido. </div><div><br /></div><div>Una tarde de fin de semana se fue con unos amigos a mermar el tiempo de descanso, entre ellos estaba ella, llevaba semanas creyendo que ella también le miraba con ojos deseosos, lo sabía porque todas las noches veía esos mismos ojos frente a los suyos, mientras pensaba en el rostro que tan nervioso lo ponía.</div><div><br /></div><div>Recuerda que era fin de semana y habían bebido algo, no mucho. Se había apartado del grupo y como siempre, estaba sentado mirando el reflejo de la luna sobre el agua del mar, un mar oscuro, denso, que esa noche atrapaba por completo su atención, tanto, que la vio acercarse lentamente por la espalda y sentarse a su lado. Hasta que no le puso la mano sobre la suya no cayó en tan sorprendente compañía. Se miraron a los ojos y todo se apagó a su alrededor, todo fue negro, sólo ellos eran luz brillante, tan profunda que la luna se dio la espalda y se volvió oscura. </div><div><br /></div><div>Recuerda haber visto el reflejo de aquel beso y de la unión de los cuerpos con el mar a lo lejos como testigo, un beso eterno, de los que desmoronan todos los cimientos y crean nuevos caminos, nuevos paisajes. De aquel momento se le había grabado el reflejo de los dos junto al mar y el fuego que aún hoy ardía en su corazón. Siempre el mar protagonista de todos los recuerdos.</div><div><br />Y por eso esta él allí hoy, sentado en la arena, con el frío y la humedad entumeciendo sus huesos. Las lágrimas cayendo una a una, lentamente por sus mejillas. Le pregunta una y otra vez, por qué se había marchado, él fue testigo de todos esos momentos de felicidad. Pensó que ella lo retendría, sin embargo lo abandonó, surcando el agua sobre un barco, sobre el mismo mar que él tanto quería. </div><div><br /></div><div>Hace sólo semanas que estaba cerca del lugar en el que se encontraba ahora despidiendo con lágrimas en los ojos el barco que se llevaba a ella a otro lugar, lejos de su piel, de sus manos. Hace días pensó que el mar se la estaba arrebatando porque sentía celos del amor que le daba al mundo y no a él.</div><div><br /></div>Esperando que el mar le de una respuesta, una explicación como antes lo hacía, pero hoy no lo mira directamente, mira el horizonte que se lo tragó perdiendo la última imagen de la persona que ama. Sabe que el mar le ha hecho suyo, que pertenece a él y por eso no es capaz de abandonarlo.<br /><br /><div>Sigue sentado, como siempre, junto al mar, en el sitio donde las olas rompen, resignado a pertenecer a su soledad eternamente.<div><br /><br /></div><div>Sólo con el mar, ahogado en él.<br /></div></div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-48163894369863823762011-06-25T15:47:00.005-04:302011-06-25T16:25:09.897-04:30El Llanto<a href="http://4.bp.blogspot.com/-SenPgv7eafs/TgZCtGy7JAI/AAAAAAAAAKY/aSgfHEWI55E/s1600/dmvxw1q5_1600x1200.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 240px;" src="http://4.bp.blogspot.com/-SenPgv7eafs/TgZCtGy7JAI/AAAAAAAAAKY/aSgfHEWI55E/s320/dmvxw1q5_1600x1200.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5622254527504393218" /></a><br /><i><div><i><br /></i></div>Son deprimentes los días con lluvia</i><div><br />Esa frase le venía a la cabeza por alguna razón, en algún momento alguien se lo había dicho o lo habría leído en algún lugar. No tenía seguridad, pero cada vez que llovía y caminaba por la ciudad, venía a su mente aquella frase e interiormente sonaba una y otra vez. También recordaba que esa frase le había marcado porque pensó enseguida: Ahora lo entiendo, bajo la lluvia es más fácil llorar y ocultar las lágrimas. </div><div><br />Fue un día de esos, lluvioso, de esos que abundan por esta ciudad por éstos días. La ciudad estaba completamente encharcada e iba mirando su reflejo en cada pequeña laguna que se formaba sobre los baches del asfalto. Era un día de esos porque se recordaba una y otra vez la frase y estaba llorando. Nadie miraba, era completamente libre para llorar sin el temor de que alguien se compadeciera. Adolecía de mostrar su confusión, sus dudas y pena; la peor parte que se puede mostrar a los demás es pena. Había que hacer el esfuerzo inquebrantable de buscar los rincones donde esconderse para derrumbarse, como todos. </div><div><br />Caminaba despacio, saboreando cada reflejo dibujado en el agua, imaginando que las ondas no las provocaba la lluvia, sino sus lágrimas. Se imaginaba inundando la ciudad, llenando los ríos, rebosando el mar con sus oscuras lágrimas. Se imaginaba como una gran cascada de soledad.</div><div><br />No era la primera vez que lo hacía, la verdad que cada vez que caían las primeras gotas de lluvia, instintivamente cogía su paraguas y salía a la calle, era como una llamada a su fuente interior, la lluvia llamaba a sus lágrimas, se había convertido en un ritual. No lloraba por nada en concreto, a veces no, pero era muy necesario, una forma de desahogo. </div><div><br />Hoy es diferente, hoy siente que algo se ha quebrado en su interior. Creía que iba a renovarse como otras tantas veces, pero la lluvia no cesa, al igual que sus lágrimas, y las de hoy vienen acompañadas con viejos recuerdos, oníricas imágenes. Sin saber por qué, hoy se acuerda de su madre, de sus hijos, de sus amigos, de todo el tiempo vivido en soledad, de todas las vidas perdidas por el orgullo, de todos los rincones visitados y los que nunca visitó. Hoy se han abierto las compuertas y de repente ve con claridad, como si alguien hubiese dibujado un esquema de lo que es y de la vida que ha recorrido, hoy ve sus miserias y la lluvia no es capaz de ahogarlas. Hoy se hace realidad uno de los mayores temores que siempre ha tenido: el darse cuenta de todo y volver a recordar todo aquello que creía enterrado.</div><div><br />Piensa que eso pasa por haberlo guardado todo. Realmente en su interior sabía que un día llegaría, pero lo que más rabia es que la lluvia sea la culpable. Siempre pensó que era su aliada, con quien crea, con quien se desahoga, la mano sobre el hombro que alguien te tiende para sentir que no estás solo, desamparado. Hoy la lluvia cometió traición. </div><div><br />Un pensamiento le viene a la cabeza, una explicación del grandioso torrente de emociones que invaden su cuerpo; la lluvia está cansada de ser utilizada como paño de lágrimas y le ha devuelto la tristeza que había traspasado. Esos charcos hoy se convertían en espejos que reflejaban su yo verdadero, ese que lleva años intentando ocultar bajo todos esos disfraces de inquebrantable, inteligente y fuerte que se ha construido durante los años de frías soledades y ocultas apariencias. Hoy la lluvia le lleva de la mano en un viaje interior.</div><div><br />Las lágrimas no cesan pero los ojos ya no miran la lluvia. Están cerrados, intentando contenerlas sin resultado. No sabe qué hacer, se está convirtiendo en lluvia mientras todas sus entrañas arden azotadas por las llamas del pensamiento. </div><div><br />Abre los ojos y ve su reflejo en el agua, su triste reflejo negro y no sabe qué hacer, cómo parar esa sensación. Se siente acabar, no cree que pueda recuperarse, todo a su alrededor es oscuridad, por fin es de verdad; y ese es uno de los mayores dolores cuando tu vida ha sido un enorme esfuerzo por ocultarte a los demás, ocultarte a ti mismo. </div><div><br />Sigue caminando, debajo de su paraguas que ya no le sirve. Sus lágrimas son más fuertes que la lluvia. En un intento de alzar la cabeza y volver a la normalidad a lo lejos ve una pareja gritando, solos en la lluvia, enfoca su borrosa mirada y puede ver el rostro de los chamos: asustados, destrozados. Eso le hace reconocerse. Así fue su despedida. Entonces lo entiende todo, llora con la lluvia no porque sea más fácil, si no porque fue testigo de un recuerdo doloroso, el <i>soundtrack</i> de la ausencia.</div><div><br /><i>Son deprimentes los días con lluvia</i></div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-4162408845281139472011-06-22T19:01:00.005-04:302011-06-22T19:25:00.322-04:30La Soledad<a href="http://2.bp.blogspot.com/-QhlZXLmq7bk/TgJ74tpTFbI/AAAAAAAAAKQ/9OcBnvEYKy0/s1600/la-soledad.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 319px;" src="http://2.bp.blogspot.com/-QhlZXLmq7bk/TgJ74tpTFbI/AAAAAAAAAKQ/9OcBnvEYKy0/s320/la-soledad.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5621191499167503794" /></a><br /><div><br /></div>Se levanta, mira por la ventana, se despereza, va a la ducha, se mira en el espejo, se sonríe, se ducha, se viste y antes de salir de casa mira hacia atrás, dentro de las habitaciones, oscuras, deshabitadas.<div><br />Trabaja casi sin cruzar palabras con sus compañeros. Come junto al escritorio. Su trabajo le resulta insustancial, rutinario, pero como todo lo demás. A la salida, cualquiera le invita a algo. Siempre rehúsa, siempre pone excusas. La hora justo a la salida del trabajo es la mejor hora del día. Gusta mezclarse con la gente y caminar, sin mirar a nadie. Es cuando más soledad se siente, cuando hay más gente alrededor. Respira la ciudad y ve apagarse la luz de cielo para ver como poco a poco va siendo sustituida por la luz artificial de los avisos de bares y locales que, a esas horas, reúnen a la gente que huye de la soledad agolpándose en espacios pequeños y ruidosos. </div><div><br />Su casa está lejos pero siempre camina despacio. Nadie espera, no tiene prisa. Cuando llega a su calle se detiene en el abasto y se coloca unos lentes de sol pues la luz tan potente del espacio es cegadora. Carga las bolsas, en su mayoría botellas que vaciará en su casa. Se introduce en su escalera y sube los pisos andando, nunca agarra el ascensor, no por miedo a un desperfecto, si no por miedo a tener que compartirlo con algún vecino. Prefiere ser invisible, lo busca y lo consigue, poca gente le ha entablado palabras. </div><div><br />También subir las escaleras con peso es una forma de castigo, se flagela. Abre la puerta de su casa y la encuentra tal y como la dejó, vacía, oscura. Son pocos muebles los que se ven. Poco a poco se ha ido deshaciendo de todo, sólo se quedó con lo básico, no necesita más: su música, su cama, su cocina, su libros, sus cuadernos y su computadora. Es un animal que hiberna entre libros, discos y alcohol. </div><div><br />El resto de su vida lo ha rechazado, tirado a la basura junto a todos los demás muebles. Cree por un momento en esa forma de vida y no le encuentra diferencia con la búsqueda de los demás. Arroja las bolsas sobre la tarima junto a la nevera e introduce la compra, las botellas. Sabe que es un problema pero lo ha decidido, no quiere ponerlo solución. Enciende el reproductor y activa una melodía que aún la eriza la piel, por eso sabe que no ha fallecido. La voz de Rosario cantando <i>Algo Contigo</i> le hace volar cada vez que la escucha. Arden las entrañas y brota el fuego en los ojos, en las piernas. Relaja el cuerpo, respira y baila, vuela en una niebla oscura que habita dentro del apartamento.</div><div><br />Baja las ropas, se sirve una copa repleta de vino en copa ancha y sigue bailando, empapando la noche con su hipnótico bamboleo. Sabina, Rosana, El Cigala, Concha Buika, Silvio y hasta la Cucu Diamantes, una canción tras otra, un disco más y otro, hasta que cae sobre la cama. La luz de luna baña el cuerpo, lo enfoca y lo muestra. Aunque todos pensemos que la locura ronda su cabeza, es poderosa porque se entiende, se quiere. Por eso sonríe e invoca con las manos a su amante, a quién ha construido vagando durante meses en la oscura soledad. Invoca su nombre, cerrando los ojos y como siempre, acepta la llamada e irrumpe en su habitación puntual, traspasando la ventana sobre la cama y tomando posesión del cuerpo. Se olvida del mundo y le deja hacer, es quién le guía, quién toma el mando. Le ha construido con sus manos y son estas las que marcan el ritmo. </div><div><br />Fogoso encuentro que llena todo el apartamento de llamas. La mirada incendiada, aunque tenga los párpados cerrados, la piel se quema, se retuerce como serpiente, gime, grita, su boca es la entrada al infierno. No abre los ojos hasta que estalla, poseyendo la habitación, el edificio, la ciudad, se expande convertida en huracán que arrasa todo convirtiéndolo en oscuridad, dejando tras su paso sólo ceniza. </div><div><br />No se despide de su amante porque sabe que en la siguiente noche volverá. Le ha creado, le debe la vida, sus manos le han moldeado. Cuando la luz se apaga en su interior abre los ojos, mira la luna, testigo de la pasión y sonríe. La noche está inmensa. Se cubre el cuerpo y gira mirando la oscuridad del apartamento. De fondo una canción tenue que hace que la niebla sea más densa, tanto que la oprimen los párpados hasta cerrarlos. Se acabó la función, no sueña, al menos nunca lo recuerda. Duerme para olvidar que en unas horas se tiene que despertar.<br /></div><div><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><object width="400" height="349"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/d2mb6U1CiTU?version=3&hl=es_MX&rel=0"><param name="allowFullScreen" value="true"><param name="allowscriptaccess" value="always"><embed src="http://www.youtube.com/v/d2mb6U1CiTU?version=3&hl=es_MX&rel=0" type="application/x-shockwave-flash" width="400" height="349" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true"></embed></object>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-19940476510252007872011-06-13T21:03:00.023-04:302011-06-22T19:07:48.710-04:30El Silencio<a href="http://4.bp.blogspot.com/-0UApIn38ooU/TfbA694IpBI/AAAAAAAAAKI/xQkCZt6cJPY/s1600/silencio1.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 235px;" src="http://4.bp.blogspot.com/-0UApIn38ooU/TfbA694IpBI/AAAAAAAAAKI/xQkCZt6cJPY/s320/silencio1.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5617889704466228242" border="0" /></a><br /><br />Sin lugar a dudas, el silencio es uno de los misterios más sublimes, a veces crueles, de la vida.<br /><br />Yo normalmente hablo muchísimo, a veces hasta por los codos y sin medida. Unas veces cosas interesantes; otras de cosas que a nadie les interesa. Unas veces con el verbo (aunque confieso que no soy muy bueno con su uso), otras escribiendo. Y creo que no me puedo callar la boca por que el respeto y el miedo que tengo al silencio es muy grande. Porque, querrámoslo o no, el silencio siempre trae consigo grandes revelaciones y, cuando las realidades son silentes, creo que llevan mayor carga y duelen más.<br /><br />No obstante, debo reconocer que siempre he admirado (y hasta me son enigma) a las personas que usan los silencios como forma de expresión. Gente que se enfrenta al mundo con ese verbo silente, que su forma de ver la vida es eso mismo: verla más que hablarla. Muchas veces, gente que guarda las grandes verdades en ese silencio y que usa la palabra como mero salvoconducto. Cosas de la diplomacia.<br /><br />Las palabras deben contener siempre verdad y decir algo que realmente importe. No hay que callar por miedo a lo que se pueda decir, a equivocarse o al miedo de ser cuestionados por lo que decimos. Hay que callar por respeto al silencio. El mundo está lleno de palabras vacías que, aunque en apariencia son inofensivas, son muy dañinas porque, en el fondo, lo que hacen es servir de mascarada.<br /><br />Hay gente que habla sin parar para vender algo que no existe y que evidencian sus verdaderas carencias. Hay otros que hablan solo lo que el otro quiere oír. Y otros que hablan poco por el miedo a quedar mal, a herir o a ser heridos, poniéndole cárcel a las palabras que brotan en su interior. No, no es censura, es la libertad de decir lo que se piensa y lo que se siente. Las únicas que deberían apagar los silencios.<br /><br />Pero callar no es un error, es una elección.<br /><br />Hoy elijo creer que las palabras son algo más que sonidos que salen de nuestras bocas. Son nuestra verdad, por lo que hay que saber elegir. No todas nuestras palabras tienen valía en todos los oídos.<br /><br />Y a este blog, que estuvo buen rato en silencio, le quedan ya pocas palabras....http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-90331780205367324962011-05-02T19:49:00.007-04:302011-05-02T20:08:13.690-04:30Un regalo<a href="http://2.bp.blogspot.com/-BoBDsJs40yM/Tb9NjDg47WI/AAAAAAAAAJ8/bl0dK5UJ-lU/s1600/castle.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 256px;" src="http://2.bp.blogspot.com/-BoBDsJs40yM/Tb9NjDg47WI/AAAAAAAAAJ8/bl0dK5UJ-lU/s320/castle.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5602281726106201442" /></a><br /><div><br /></div><div><br /></div>Te regalo un cuento. Podía haber sido una salida con vino, baile y ponqué improvisado con velita robada, o una sesión de crítica fílmica con su respectivo mokaccino en donde más te guste. Pero no. Quería que fuera un cuento.<br /><br />No es porque no anhele lo anterior, nada más lejos de la realidad...<br /><br />Te regalo un cuento para que puedas hacerlo tuyo dibujándole una narizota, para que lo compartas con tus familia o con tus mejores amig@s. Para que elijas la banda sonora que te apetece que suene de fondo mientras lo lees. Así como yo tengo mis canciones para escribirte.<br /><br />Te regalo un cuento para que puedas llevarlo contigo, dobladito en el bolso, o entre las páginas de un libro de turno. Para que cuando te fastidies de mi puedas estrujarlo y hacer con él una pelota de papel, arrojarlo por la ventana y mirar complacida cómo lo atropella un carro. Para que lo fotocopies mil veces y le entregues una copia a quien más te apetezca. Para que envuelvas con él los aguacates o para colgarlo en tu pared. Para que le claves alfileres los días en los que me matarías. O para apuntar encima del título el teléfono del servicio delivery de la pizza.<br /><br />Te regalo un cuento improvisado. De esos que empiezas a escribir sin pensar y que no sabes cuándo acaban. Te regalo esta noche y todas las demás. Te ofrezco mi sonrisa <i>non stop</i>, sin conservantes ni colorantes. Aún a riesgo de poder ser acusado de alevosía y nocturnidad, y aunque puedan encontrarse muchos más agravantes.<br /><br />Te dejo abierta la ventana para que te cueles, para que me espíes ésta noche. Para que me veas sin que te vea. Para que me cuides un poco sin que yo lo sepa.<br /><br />Te regalo una idea. El concepto más hermoso de complicidad, un escenario vacío en el que buscar la manera de encontrarse. Te regalo un cuento que habla de amigos y de sueños, de noches incandescentes, de mí mismo mientras me imagino tu cuarto desde lo alto del cielo, antes de lanzarme en picado sobre la almohada. De kamikazes que se estrellan en tus brazos y que no vuelven a despegar, ni falta que les hace.<div><br />Te regalo un cuento indeterminado sin pies ni cabeza, sin trama ni desenlace final, sin argumentos y sin actores de reparto. Sin moraleja. Y si la tiene, que sólo tú la conozcas.<br /><br />Te regalo un cuento que te llene de esperanza y de fe, que te haga sentir la presencia de tus seres queridos y que extienda desde el cielo los brazos de tu ángel guardian para que te guíe y te arrulle la noche. ¡Que confirme que todo va a estar bien!<br /><br />Lo único que necesitas es apagar la luz, cerrar los ojos y la puerta de tu habitación, no necesariamente en ese orden. Dejar que te lea al oído, olvidarte de los quehaceres<br /><br />Te regalo un deseo. Llenarte de unas ganas locas de reír y de que salgas corriendo en busca de una cinta bonita para el pelo. Que necesites llamarme y te encuentres pidiéndome que apague la luz, que cierre mi puerta y entonces, empieces a leer el mismo cuento que estás leyendo ahora. Y ojalá no podamos dejar de comunicarnos cada noche, para contarnos el mismo cuento. Toda una vida.<br /><br />Un cuento para llevarte de viaje a tus lugares favoritos. A la playa, a las calles...<br /><br />Te regalo un cuento sin papel de colores ni un "espero que te guste". Sin aplicar el IVA y sin descuento por pronto pago. Un cuento que habla de ti, que pueda leerse cualquier día del año, a cualquier hora, sea cual sea tu estado de ánimo o tu sabor favorito de helado.<br /><br />Te regalo este cuento.</div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-86272113171907650512011-04-19T17:49:00.007-04:302011-04-19T18:18:01.254-04:30Nunca ausentes<a href="http://4.bp.blogspot.com/-y7IsDNYTZJw/Ta4MzCGTrRI/AAAAAAAAAJ0/CR6-JbeH-4M/s1600/eternidad.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 276px; height: 320px;" src="http://4.bp.blogspot.com/-y7IsDNYTZJw/Ta4MzCGTrRI/AAAAAAAAAJ0/CR6-JbeH-4M/s320/eternidad.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5597425457744293138" /></a><br /><div>Toda ausencia es atroz y, sin embargo, habita como un hueco que viene de los muertos, de las blancas raíces del pasado.</div><br />¿Hacia dónde volverse?; ¿hacia Dios, el ausente del mundo de los hombres?; ¿hacia ellos, que lo han interpretado hasta vaciarlo? ¿Hacia dónde volverse que no revele el hueco, el vacío insondable de la ausencia?<br /><br />Hacia ellos, los muertos, que guardan la memoria y saben que no estamos contentos en un mundo interpretado.<br /><br />Mas las sombras, las sombras que la interpretación provoca y nos separa de ellos, las sombras con su viento todo lleno de la abierta ventana hacia el espacio, las sombras donde no hay anunciación trabajan nuestro hueco.<br /><br />¿Será que ya no hay nada atrás de ellas, o el oscuro dolor por nuestros muertos –como el amanecer que empieza a medianoche, a la hora más oscura de la noche– anuncia su retorno en el sigilo?<br /><br />¿No es tiempo de encontrarlos nuevamente donde nada parece retenerlos?<br /><br />Tal vez sí, porque sus voces vienen de lo oscuro, de su vacío vienen como un rumor de río en un riachuelo, como un dulce reclamo imperceptible, como una tenue estrella entre las sombras vienen sus voces, vienen desde lejos.<br /><br />Óyelas, corazón, como sólo los puros de alma sabían escucharlas atendiendo en el rezo su incesante llamado con los pies en la tierra.<br /><br />Así los escuchaban, escuchando el arriba y el abajo, preservando en sus tumbas el suelo que habitaron con nosotros.<br /><br />No es así que tú puedes escucharlos en el espacio en sombras de un mundo interpretado. Pero escucha la queja de lo Abierto, el mensaje incesante, esa advertencia que viene desde lejos, ese rumor tan suave que casi nadie escucha y llega a ti de todas las iglesias, como si en esas piedras, que guardan la memoria de los muertos, habitara la llama de su estar con nosotros, de su sola presencia en la resurrección y descorriera un poco nuestras sombras.<br /><br />Porque es difícil vivir en un mundo sin ellos, difícil no sentir a nuestros muertos alimentando las obras de los hombres; difícil no seguir sus costumbres, que apenas conocimos; difícil habitar en las sombras como un alucinado que repentinamente recobra la memoria para luego volver a su intemperie; difícil ver aquello que los hacía nuestros flotar en el espacio y diluirse.<br /><br />Estar vivo es penoso, y nosotros, nosotros, que los necesitamos con sus graves secretos, nosotros, que sabemos que no podrán volver a un mundo interpretado, a veces escuchamos, como un ligero viento, ascender de las sombras la música primera que promete su vuelta en medio de las sobras y nos trae el consuelo.<br /><br />¡Contigo está!.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-28292416202244761132011-03-17T00:23:00.009-04:302011-03-17T16:37:02.113-04:30Lo que queda<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/-UyVqBfvAVVI/TYGZgkgTSKI/AAAAAAAAAJg/muwLZokECBs/s1600/hombre-pensando.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 320px;" src="http://1.bp.blogspot.com/-UyVqBfvAVVI/TYGZgkgTSKI/AAAAAAAAAJg/muwLZokECBs/s320/hombre-pensando.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5584913797750147234" /></a><p class="MsoNormal">Señora</p><p class="MsoNormal">Tengo que confesarle. Resulta que a veces pienso y los pensamientos se me caen. Hoy por ejemplo, uno se me ha caído durante el almuerzo, cuando recibió esa llamada que parecía ser incómoda pero que al final no era más que sólo un asunto de rutina. Pensaba por ejemplo, que me encantaría ser yo la segunda llamada de referencia, por decirle alguna de las tonterías que pasaron por mi cabeza. </p><p class="MsoNormal">Que paso todos los días en mi esquina mirando de reojo a todo el que pasa para ver entre ellos pasa usted. Miro un poco de reojo como disimulando, por si me haces alguna seña. En ese momento puede ser cualquiera, pero solo veo si eres tú. A veces temo no encontrarte. </p> <p class="MsoNormal">Que muy a menudo evito los escaparates de las tiendas o los bares animados, cuando la gente bebe algún vino y se ríe ruidosamente, y les envidio, y ahí se me caen por no estar allí contigo, y no logro recogerlos.</p> <p class="MsoNormal">Que se caen, los pensamientos que no recoges, ha pasado siempre. Entre el café, antes de la tarde, en el metro, en la copa de vino, en el cigarro tal vez se ha quemado alguno. Debo haber perdido tres o cuatro por ahí, en el plato de la cena. Se han empapado de vinagre y mermelada, de las yemas de tus dedos, de la caídas de pestañas que precedían a guerras enteras, de la sonrisa de lujuria que siempre me tortura. En todos siempre me he entregado. </p> <p class="MsoNormal">Que siempre ando en lo mismo. Pienso las cosas y luego se me cae todo, si, soy un caso. Que si salgo retardado, que si dejo las cosas en el comedor. Todo por pensar en ti, dando vueltas como un loco sólo para verte girar el cuello, ¡Uy qué cuello, mi vida! Me habré dejado como un mes mezclado con tus piernas, tus caderas, tu vientre, tu boca, tu lengua, comiéndote a besos y buscando entrar más adentro y más adentro.... pero es que todo se me cae </p> <p class="MsoNormal">Todo se me pierde y me duele y me falta porque todo lo ocupa mi pensamiento de ti, y ya no veo nada. Que quisiera que estuvieras, que chocaras con ellos y no se me cayeran, con los pensamientos, sí, con los que se me caen. </p><p class="MsoNormal">Que ahora vuelvo a soñar que estás. Hemos esperado bajo la lluvia y cada cual ha tenido su forma de mojarse. Después ha estado bien. Yo te pienso, y mis pensamientos me han salvado. He amarrado todo en mi cabeza, los cientos de días sangrando mi cabeza</p> <p class="MsoNormal">Pero ya no puede ser que se me caigan más, que son tantos días, que es muy duro, terriblemente doloroso, estar como una roca tontamente colgada en un acantilado, sin nadie que recoja la piel que se desgaja, que cae, y que se pierde.</p><p class="MsoNormal">No sé, lo único que sé es que le pienso</p>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-58230474667794872982011-03-02T00:02:00.003-04:302011-03-03T14:36:10.855-04:30Agrafía<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Tkp5x5h5Ivs/TW3JuLOOonI/AAAAAAAAAJY/2Kxaul5WTGg/s1600/maquina.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 180px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5579337308505547378" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/-Tkp5x5h5Ivs/TW3JuLOOonI/AAAAAAAAAJY/2Kxaul5WTGg/s320/maquina.jpg" /></a><br /><div>Los médicos dicen que es una afección rara. Que se conocen pocos casos. Que nadie lo ha estudiado, en profundidad, todavía. Dicen “Lo sentimos mucho”. Dicen “No podemos hacer nada”. Dicen “Sabemos que no es fácil”. Dicen “Tendrás que aprender -y lo harás, ya verás como lo harás- a vivir con ello”. </div><br /><div>Vivir con ello significa vivir sin ellas. Eso no lo han dicho. Quizás también ellos sufren algún tipo de afección extraña. </div><br /><div>Agrafia pura secundaria. Como si decir tres palabras juntas significara algo. </div><br /><div>Incapacidad adquirida para expresar las ideas por escrito -No tener ni una puta palabra que llevarme a los dedos -me he dicho. </div><br /><div><em>Pero puedes pensar, imaginar. Leer. Puedes hablar. ¡Puedes! </em></div><br /><div>Como el que dice “No queda Vodka, pero allí quedó jugo de limón”. Como el que dice “Tienes jodido el corazón, pero te funciona perfectamente el hígado”. </div><br /><div>Varios días en tratamiento. Me han preguntado cuándo tuve el accidente. Si conducía yo. Si el golpe fue frontal o lateral. Si perdí la conciencia y durante cuánto tiempo. Si hubo hemorragias nasales o auditivas. Si recordaba lo sucedido al despertarme. Me han preguntado si tuve algún traumatismo. Si he sufrido alguna vez un ACV. Si yo, o alguien de mi familia, es hipertenso. Si he sido intervenido. Si tengo alergia o intolerancia a algún medicamento. Si tengo claustrofobia. Si doy mi consentimiento para una radiografía de cráneo Si llevo objetos metálicos. </div><br /><div>Y nadie -ni el neurólogo ni el neurocirujano ni el neuropsicólogo- me ha preguntado por las palabras que he perdido. Por las palabras que me ha robado ese semáforo contra el que me he estrellado. Por las palabras que han salido disparadas para la luna y que he visto morir, a solas, sobre la acera. Por las palabras que me han visto morir y que ya no sabían qué dirección tomar. </div><br /><br /><div></div><div>“<em>Sálvenlas a ellas, no a mí</em>”, le habría dicho al de la ambulancia. “<em>Parece que aún respiran. Parece que aún dicen algo</em>". Tú lo habrías entendido. Y las habrías salvado a ellas. Pero él no. Y no lo culpo, aunque lo haga. </div><br /><div>Y nadie me ha preguntado por ellas. Por mí sin ellas. Por mí en apariencia sin ti. Nadie me ha preguntado por éste sin nosotros a partir de ahora. </div><br /><div>Es una afección rara, ha dicho el médico. Él se refería a la agrafia. Pero yo he pensado que la verdadera afección extraña es esta costumbre nuestra de querernos por escrito, a dos mil kilómetros por autopista y treinta años de distancia. La de controlar lo que se quiere decir y hacer. La de no saberlo. La de guardarlo. La de vomitarle tinta a la pantalla del portátil como si fuera la piel que me sobra o la ropa que me quitas. La de mirarte de ojos a píxel. La de esperar que me mires. La de esperar para tocarte. La de la poca paciencia. </div><br /><div>Y ahora he cambiado una afección rara por otra, porque no te tengo siempre como te quiero tener. </div><br /><div>Y nadie me ha hecho la pregunta necesaria. Nadie ha querido saberlo. Quizás a nadie le importa, en definitiva </div><br /><div>“<em>Estás vivo, coño, qué más da que no tengas palabras</em>” ha dicho el médico en mi cabeza. </div><br /><div>“<em>Te equivocas. Me faltan cuatro letras para estar vivo</em>” le he contestado. </div><br /><div>Silencio por su parte </div><br /><div>Lo he intentado esta noche. Y no he podido.<br /></div><div>Me han tomado la temperatura y la tensión arterial. Me han cambiado el suero. Me han preguntado qué tal he dormido. Si tengo calor o frío. Si necesito algo. Necesitaba decirle a alguien que lo he intentado esta mañana y que no he podido. Pero no he podido. No he podido. No he podido </div><br /><div>“<em>Pero puedes hablar y...”,</em> ha dicho el médico. </div><br /><div>No puedo. </div><br /><div>Me he mirado las manos y las he puesto sobre el teclado. He pensado las palabras antes. Te he buscado un comienzo con el que poder continuarnos. Tenía un párrafo entero en la cabeza. Te lo juro. Intentaba contarte todo esto. Tenía todas las palabras -y eso que nunca las he tenido-. Pero los dedos no se han movido. Y cuando lo han hecho, han escrito cosas extrañas. Cosas que no entiendo. Cosas que nadie (<em>pero puedes hablar y…)</em> entendería nunca. </div><br /><div>Tengo astenia en la punta de los dedos. Sensación de cuerpo extraño. Carraspeo (letras sueltas, inútiles, cobardes). Ardores fríos. Inestabilidad. Vértigo. Cansancio. </div><br /><div>Pienso en frases cortas, en mensajes telegráficos: Accidente. Herida. Cráneo mudo. Dedos muertos. Diez laringes menos con las que llegarte. Pero nada. </div><br /><div>Entra la enfermera y dice no hagas esfuerzos. Dice “<em>túmbate</em>”. Y agrega “<em>Quieres que le avise a alguien</em>”. </div><br /><div>Sí. Quiero que avise a alguien. </div><br /><div>Quiero que te avise a ti. </div><br /><div>Pero no puedo develarlo<br /><br />A mí me faltan ahora cuatro letras para estar vivo. Y aún tengo la esperanza, a pesar del cuadro clínico, de que voy a poder dártelas </div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-85234854189407809902011-02-23T20:48:00.007-04:302011-02-23T21:12:25.076-04:30Delirium Tremens II: Cuando no esté contigo<a href="http://1.bp.blogspot.com/-BOTCoF7vEBo/TWW2OzAuLRI/AAAAAAAAAJQ/yEUYuclnlIU/s1600/pulpo.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 229px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5577064078895885586" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/-BOTCoF7vEBo/TWW2OzAuLRI/AAAAAAAAAJQ/yEUYuclnlIU/s320/pulpo.jpg" /></a><br /><div><em></em></div><div><em>Señora, ¿me daría un beso? </em><br /><br />Cuando digo esa frase, sólo pienso en restregarme contra usted un par de veces por semana durante diez o doce meses a lo sumo. Prometo no molestarla tan seguido si usted lo prefiere, no buscarle las cinco patas al gato; como mucho la llamaré un par de veces de madrugada, hurtando sus ojos al sueño, para decirle cuánto la amo y cómo la echo de menos, por lo demás no se preocupe, de las noches en que no nos veamos, prometo suicidarme sólo la mitad de ellas, la otra mitad estaré tranquilo.<br /><br />Miraré sereno cómo la mañana llega de smog se posa sobre la ciudad, veré los carros ladrar furiosos en la autopista, buscaré sus facciones en las caras anónimas que pululan en el Metro y ellos me tomarán por estúpido al ver mi sonrisa (de estúpido), no se preocupe por mí, ya le digo, estaré bien, entraré en un restaurante y pediré una ración de pulpo y una botella de vino tinto. El mesonero también me tomará por estúpido cuando vea mi cara de felicidad al meterle el diente al cefalópodo, el mesonero sonreirá, le digo, porque ignora el pobre que como pulpo porque yo también quiero ser pulpo, señora. Yo también quiero ser pulpo, para acariciarla a usted y abrazarla con mis tentaculos, y poseerla con ellos, y después me sentaría al piano y lo tocaría como sólo los pulpos pueden tocarlo, porque, ¿sabe, señora?, si yo fuese pulpo aprendería a tocar el piano sólo por complacerla, pero el mesonero no lo entiende, y me mira y sonríe cuando yo me miro los tentáculos para saber si son tentáculos de pianista, y pienso en los momentos de felicidad y pasión que pudo tener, y le recito: ¿pulpo será, mas pulpo enamorado?, y al final suele ocurrir que me entristezco por este pobre pianista a la gallega, con su anárquica melodía emergiendo entre las papas y el pimentón, y me bebo el vino y me voy del restaurante, y vago un rato por las calles, pero ya ve, señora, que no soy peligroso en esas noches, no lo soy porque aún llevaré pegado al cuello el aroma de usted desde el fin de semana anterior.<br /><br />Los pulpos somos muy tranquilos, aunque debo confesarle, señora, que otra cosa será al día siguiente, en esos días enloquezco desde la mañana. Ser pulpo me deja una resaca espantosa, noto un demonio dentro de mí, y consigo aplacarlo al principio, con mucho esfuerzo lo mantengo a raya, pero latente, crece, se alimenta de los restos del pulpo, y va ganando terreno poco a poco, hasta que, cuando empieza a caer la tarde ya no puedo contenerlo, sale de mí y me esclaviza, me fustiga, me hace tenerle rabia a usted y a mí mismo por tenerle rabia y odiar al pulpo por amarla, y empiezo a arrastrarme y se me hiela el corazón y soy una víbora, y salgo a la calle y repto por la ciudad, y no la busco a usted, porque le tengo rabia, ya se lo he dicho. Le tengo rabia, porque miro en sus ojos al demonio que me esclaviza, y creo que usted me tiene rabia por ser una víbora, pero luego pienso que simplemente le soy indiferente, le doy exactamente igual, y eso me horroriza aún más, ser una víbora indiferente, porque puedo comprender su odio, ya que su cuerpo no está hecho para ser tocado por una víbora, pero su indiferencia me hiere.<br /><br />Y lo que haré, señora, será buscar consuelo en el hombro del demonio, que me hará beber mil y un whiskies para engañarme, porque sus labios, señora, lo sé, tienen el regusto sabroso-amargo del whisky, y en mitad de la noche, con mis escamas de whisky y mis colmillos de odio, el diablo me acompañará hasta la calle de las ausencias y allí me dejará cómo una presa fácil, y, lo siento, señora, buscaré sus labios entre las ausencias para inyectarles mi veneno, si es que aún tengo veneno, pobre vibora de madrugada, y por un instante creeré haberla hallado a usted, cuando en realidad son mis colmillos los que saben a whisky, no los labios de la ausencia, y mi corazón de sangre fría volverá a arrastrarse por la calle, ya ve, señora, eso será todo lo que haré el tiempo que no pase con usted, quizá no sea muy ortodoxo, quizá espera usted algo más, lo comprendo, pero piense que yo la necesito para no perder la cabeza<br /><br />Y por eso, señora, concédame usted ese beso, por favor.</div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-71908221036878849042011-02-16T22:32:00.009-04:302011-02-16T23:05:05.692-04:30Miseria Lingüística<a href="http://1.bp.blogspot.com/--izI-LQhlx4/TVyTVsQcABI/AAAAAAAAAJE/OpYqQjm4FIA/s1600/imagesCA9QSM1F.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 280px; DISPLAY: block; HEIGHT: 180px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5574492439644471314" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/--izI-LQhlx4/TVyTVsQcABI/AAAAAAAAAJE/OpYqQjm4FIA/s320/imagesCA9QSM1F.jpg" /></a><br /><div></div><div>Señores. Sé que quizá me servirá de poco, pero tengo que expresarlo: Harto de amores mudos, hoy no me dirijo a Ella, me dirijo a ustedes para hacerles saber que tantos años de práctica y discusiones no han servido de nada. Al menos en lo que a mí se refiere; no obstante, tras interrogar a algunos conocidos, la frustración es colectiva, y de ahí nace tanta impotencia que pudiera explicar por sí solos el porqué de este mundo hostil; pero no es en representación de nadie que les escribo.<br /><br />Es una cuestión personal, porque después de semanas de sufrimiento, de tortura, mi incapacidad se ha revelado en su grado más extremo.<br /><br />A pesar de vivir enmudecido y enamorado, algo de cordura me queda, y la empleo en buscar salidas a mi situación. Leo en una página web que han lanzado un nuevo diccionario, el Panhispánico, que anuncian como un compendio definitivo. Creo que lo compraré, claro, con el deseo de encontrar por fin las palabras que traduzcan exactamente a los papeles y a la pantalla de la computadora el sentimiento que me desborda.<br /><br />Estoy enamorado, e intento encontrar los términos precisos para contarlo con similar suerte hoy por hoy. A cada ausencia le sucede una inquietud. Es evidente de quién es la culpa: Mia. Yo la quiero, pero nunca le puedo decir cuánto, ni cómo, ni de forma convincente, el grado de felicidad que alcanzo a su lado.<br /><br />En esta ocasión, con Ella, no me puedo permitir el lujo de que esos fracasos se repitan. De ahí la compra del dichoso Panhispánico; de ahí esta carta, una vez descubierto el escaso valor de la nueva adquisición a la hora de hallar un vocabulario esclarecedor.<br /><br />Esta ausencia de verbos y adjetivos, se lo aseguro, no será por falta de inversión. He gastado como el mayor de los derrochadores. Compro todos los diccionarios que recomiendan: todas las reediciones del de la lengua española, el de ortografía, los de gramática (tanto los que anuncian una nueva como otra descriptiva), el primitivo, el lexicográfico, el de refranes y, por supuesto, el de desengaños amorosos. También busqué entre los diccionarios de sinónimos, de antónimos, médico-biológico (fue en mi época mas racionalista), filosóficos e, incluso, a través de un impulso mezquino, en diccionarios económicos.<br /><br />Y Nada... Ni siquiera me lee...<br /><br />Por eso hoy les expreso mi odio, mi absoluto desprecio hacia su trabajo, que brota con la misma fuerza que el sentimiento, por ahora indescriptible, que me despierta Ella, una mujer que no merece miserias lingüísticas, sino las mejores letras del mundo. Las mejores palabras de ustedes que encontré para hablar de ella son tan miserables que ni se me pasa por la cabeza decírselas a Ella. Su trabajo y el de sus predecesores académicos resultan inútiles frente a esta sensación, pero, también, frente a ella. El vocabulario que ofrecen es tan avaro, y Ella tan rica. Esos diccionarios suyos están tan muertos, y ella tan viva, que parece que en sus tomos se habla de un planeta y ella viva en otro.<br /><br />No quiero alargarme más. Es imposible que puedan ustedes comparar su pobre aportación a mi problema, ya que no la conocen a Ella, por desgracia para ustedes; aunque, eso sí, me gustaría recomendarles que, antes de lanzar un nuevo diccionario, reflexionen ustedes sobre el significado de un proverbio (extraído, obviamente, del Diccionario de Proverbios y Refranes, otra obra consultada sin éxito): con la mentira se puede llegar muy lejos, pero sin esperanza de retorno. A pesar de todo, yo tengo la esperanza de que ustedes, miembros de la Real Academia Española, encuentren palabras verdaderas para describirla a Ella... y lo que siento...</div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-91565178528181793502011-02-11T18:21:00.005-04:302011-02-11T18:34:07.713-04:30Confesión II<a href="http://2.bp.blogspot.com/-VvPTPr334-M/TVW-asGcmfI/AAAAAAAAAIo/ZI54kjq4zWo/s1600/aprendiendo-a-escribir.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 266px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5572569479664933362" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/-VvPTPr334-M/TVW-asGcmfI/AAAAAAAAAIo/ZI54kjq4zWo/s320/aprendiendo-a-escribir.jpg" /></a><br /><div></div><br /><div align="left"><em>Se hacen cartas de amor a cualquier hora<br /></em><br />No puedo recordar cuando empecé a sentir esta obsesión por las palabras escritas. De niño había descubierto que las palabras que sólo son dichas desaparecen, pasan a formar parte de lo intangible, se olvidan. Solo lo escrito es patrimonio de lo eterno, en las plazas, en los lugares abiertos o cerrados; las conversaciones que día a día sostenemos quedan en ninguna parte, la memoria lava esos diálogos, los modifica hasta el cansancio.<br /><br />Más tarde aprendí el valor de las palabras que en una misiva se pueden guardar entre nuestras cosas sagradas, retomarlas de vez en vez. Y pocas emociones son tan poderosas como esas que se experimenta al volver a leer una carta de amor. ¿Te ha pasado?<br /><br />Para el que las escribe es igual. La más genuina desesperación para mí, sigue siendo la del enamorado frente a la página en blanco, sin encontrar las frases perfectas al momento, a veces sin saber que decir porque, toda su vida, depende de una carta, su felicidad depende de una carta. He visto muchos ojos apagados, manos inquietas, síntomas de la angustia. Escribir es comprometerse a calmar esa soledad, a reconstruir historias. Pero sobre todo es alguien a quien le interesa mucho la persona que ha venido, dejando atrás el pudor, a hacerlo partícipe de su problema. Entrar en la vida de una persona es también, de alguna manera, apostar para cambiar o dar aportes a esa historia.<br /><br />En éstas recientes madrugadas extremas, rememoraba lo recientemente vivido y esta necesidad de seguir comunicándome contigo en palabras. Pues, contigo, <em>se hacen cartas de amor a cualquier hora.<br /><br /></em>Quizá todo lo dicho arriba pueda parecer absurdo o complejo; pero es esa complejidad, la del ser humano, lo que le hace ser tan maravilloso. Resulta una aventura extremadamente difícil entrar en ese enmarañado mundo de sus sentimientos, porque no se sabe nunca cuál será la próxima reacción; gracias a ello cada palabra que escribo para ti me resulta ser todo un esfuerzo, porque desconozco el curso que tomarán las circunstancias.<br /><br />Cada día me tengo que armar de profundidad para poder enfrentar cada escrito, cada palabra que crea, más que correcta, perfecta para expresar lo que siento por ti, pues no quiero estos ejercicios tengan alguna deficiencia con la forma, el fondo, morfología, sintaxis y hasta extensión. </div><br /><div></div><br /><div>A veces cuesta pues hay sucesos y situaciones que suelen ser fantásticas, por ejemplo, ¿cómo se explica que a tu lado el tiempo no pasa o escapa demasiado rápido, el deseo de estar allí quieto, muriendo por dentro y al mismo tiempo, disfrutando de tu presencia?; ¿cómo se explica que yo, quien nunca he sido una persona nerviosa en exceso o débil, me desvanezca y tema de esos silencios repentinos, pero a la vez aterradores e insinuadores en que caemos a veces y del que comienzo a deducir estupideces infundado por mis propios deseos?; ¿No te has percatado que cuando esto sucede las palabras salen de mi boca sin sentido alguno y hablo sobre cualquier tema para alejarme de ese mutis que me ahoga y me impulsa a actuar deliberadamente? ¿Cómo pudiera explicarme la transformación sufrida en mis sentimientos y cerebro por tu alma?<br /><br />Por eso hoy, y aprovechando pedir deseos por mi onomástico, quisiera tener el poder de la palabra para hacerte ver todo esto, pero soy un simple “manipulador” del idioma, a quien las palabras se le escapan por temor a ser mal utilizadas. Ojalá pudiera “soltar” todo esto de otro modo, pero no lo conozco, y mis sueños no son una buena vía de escape. Ahora quisiera decirte tantas cosas que no sé qué escribir, como también sé que luego, en medio de mi insondable soledad, recordaré detalles que escaparon, quizá sienta remordimientos o arrepentimiento por no haber dicho más de lo que dije.<br /><br />No sé que me pasa, este sentimiento me vuelve loco, me transforma… y me encanta, pues va más allá del deseo y más allá de lo emotivo. Siempre viene cargado de sueños con imágenes tan reales que termino en erecciones húmedas –sí, lo confieso- oliendo a ti y todo se va al carajo. No hay una noche de tranquilidad desde que esto me está sucediendo, tú me visitas siempre y al final solo me quedan los deseos insatisfechos que escapan entre mis manos en juegos que liquidan mis capacidades y me impulsan a buscarte en otros cuerpos que solo obtienen de mí el placer y mis arrepentimientos.<br /><br />No sé que sucederá si ese sentimiento es o no mutuo, ahora no puedo pensar en el después, porque el solo pensar es como una espina; así que dejo al destino y a ti nuestras vidas. Suceda lo que suceda nunca te dejaré de pensar o soñar y estaré más tranquilo y en paz conmigo mismo aunque mi vida no será la misma sin ti, porque aprendí a amar el mundo a través de tu sonrisa, tu olor, tus problemas y triunfos. Y es así porque así lo quiso el destino, que creyó encontrarlo todo en ti... y no es mentira.<br /><br />Mientras tanto te haré caso. “Escribe, escribe, escribe”… Espero que siempre tengas ganas de leerme… </div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-73695695997825925862011-02-09T18:38:00.004-04:302011-02-09T18:56:30.438-04:30Confesion IQué obsesión la mía: parece que han pasado meses, años o unos cuantos siglos; parece que he vivido eternamente entre sus brazos y aún me cuesta no abrigarlos desde lejos. Hoy hurgaba aquí, en mi cuarto, tratando de encontrar sus ojos y cada objeto era una pupila abierta, un iris como el suyo que volteara. La noche y los deseos pesan en la yema de los dedos y su recuerdo me asalta constantemente el pensamiento, porque su ausencia es un peso que siempre llevo conmigo lastrado en las ansias; que sólo desean ardientes el encuentro contigo, la intima complicidad entre los dos y los sentimientos compartidos. Anhelo contemplar nuevamente la armonía de sus curvas, la belleza de sus contornos, lo etéreo de su carácter, las sensaciones experimentadas cuando me toca o el sabor tan bueno de sus besos.<br /><br />Por ello, confieso que mi alma se encuentra tan íntimamente ligada a la suya adorándole sin concesiones, queriéndole sin el más mínimo resquicio de duda, respetándole en las decisiones que tomes aunque a veces me sean difíciles de comprender. Siento hoy que le conozco más, por ello no ceso en superarme a mi mismo en el empeño de ser persona ante todo, y quererle inmensamente sin caer en el egoísmo de sólo ver las cosas desde mi punto de vista.<br /><br />Como de tedioso me resulta el tiempo sin que mi mirada pueda avisar la armonía de su cuerpo, la proporción de su pecho, su vientre y sus piernas o la dulce y armoniosa expresión de su rostro que sólo denota la calidad que atesora y las caricias tácitas que siempre me brinda sin la más mínima concesión de mi parte. Ojalá tenga yo la suerte de vivir muy cerca de ella el tiempo que el destino me otorgue y sea yo portador de aquella musa que ensalce todas sus cualidades, y que yo sepa expresarlas en su justa medida, como justos se hagan los celos que siento hacia cualquier mirada que le cruza y que, aunque a veces no lo exprese, se hacen adobes mellados de desconfianza.<br /><br />Es justo pedir a lo más divino que siempre quiera a esa mujer, porque me ha dado argumentos de sobra para hacerlo. Al escogerte no me he equivocado y fortalece mi convicción de que adorarte desde el primer momento ha sido un placer y me ha reportado numerosas satisfacciones, que me han aportado un torrente de ganas que en algunos instantes creía perdidas y que hacen que quiera vivir intensamente cada instante como si fuera el último, sin pensar en sensaciones de culpabilidad o duda que perturban la verdadera condición de mi personalidad. Por eso quiero que en nuestra aura reine lo sublime como insignia de vida y fe en que la existencia se debe basar en el amor y el respeto mutuo del uno al otro, como desembocadura hacia la felicidad; esa palabra que todo el mundo busca y que pocos encuentran en esta vida tan difícil plagada de dificultades y obstáculos.<br /><br />Mi propósito es vivir junto a ella cada instante con la mayor intensidad que nos permita el tiempo y las circunstancias; porque la vida se va sin darnos cuenta y llega el momento en que la rutina y la desidia entran en los corazones, naturaleza humana; por lo que yo quiero tener encendida constantemente la llama de la pasión irrefrenable que siento hacia ella, por esa belleza que posee para que las palabras no tienen la suficiente capacidad expresiva para llegar a describir. Por ello le prendo brasas al espíritu, para que esta sublimidad no desaparezca y reafirme perennemente lo que siento hoy, que estás constantemente en mis pensamientos y que la vida me ha enseñado que pasa por nuestra vía un tren bueno y ése es el que hay que tomar.<br /><br />Si me preguntara cómo estoy, le contestaría que vivo en la ansiedad de tenerla junto a mi desnuda, disfrutando de la suave armonía de sus curvas y la dulzura de sus caricias, así como el sabor especial de sus besos que me brinda su boca sin pedir nada a cambio, musa que inspira a mi espíritu en las decenas de cartas que he dedicado a ella, porque un corazón en llamas no teme calcinarse expresando lo que siente por la persona que adora y que fluye en su pensamiento, haciendo que la inspiración ronde su cabeza y la dicción no cese por el deseo.<br /><br />Cada día me interrogo a mi mismo cómo puedo subsistir sin que la suave brisa de su aliento acaricie mis sentidos a diario, llevándolos a un éxtasis indescriptible. Es, en definitiva, brújula de estas trepidantes andanzas, con esa belleza eterna que supone ser el referente del firmamento. Todas mis acciones llevan ese hilo conductor de complacer sus más íntimos deseos, buscando el tiempo muerto para que la llama no se extinga ni la monotonía plante bandera, para que se mantenga esa complicidad compartida que poseemos, por lo agradable que me resulta tu compañía, por las horas fugaces en cada conversación, por el brillo incesante de tus pupilas, porque sin lugar a dudas eres la mujer que el destino me signó para la entrega con el convencimiento que mi decisión se hace acierto en el devenir de mi vida, porque me ha demostrado que la autoridad moral de una persona se demuestra por sus acciones, y ella lo ha demostrado con creces.<br /><br />Agradezco sentir lo que siento por ella y, como barco de vela, al hundirse en la rutina, es ese sentimiento el que hace que el corazón torbellino despierte y luche incesantemente por obedecer a esa pasión que me arrastra a esta locura encantadora, a esa felicidad vivida en ella a la que no puedo renunciar por nada de este mundo, incluso a mi propio orgullo, y soñé que estaba abrazado a ella y solamente pensaba en cubrirle de besos y caricias que no tuvieran fin, en un arrebato de éxtasis personal que quiero repetir en nuestros escondrijos improvisados, donde las confidencias y complicidades se desprenden de las vestimentas. Porque en esos encuentros furtivos la luz ilumina las ilusiones de que nuestros cuerpos se unirán nuevamente en un arrebato de sensaciones inigualables, para sentir que ella es para mí y soy yo el que la posee; pero me conformo porque soy la persona más afortunada de este mundo, porque está, y el tiempo se me pasa sin sentir mi propio cuerpo.<br /><br />Le comento a mis delirios como me gusta quererle, encontrarle, buscarle, pensarle…esa costumbre de hablarle aún cuando no está presente. Les pido que juegue a que me diga que me desea, y se altera mi egoísmo, egoísmo por poseer su hermosa figura, su expresión tierna, su sonrisa vivificante, su condición de mujer maravillosa, atenta, cariñosa, inteligente, sublime, desgarradora…amante. Muero por ver cada día esa mirada transparente de sentimientos, desnudar quiero tus pensamientos para compartir todas tus pasiones, dudas, miedos, preocupaciones, ilusiones, esperanzas, proyectos, éxitos y hasta fracasos. Esclavo quiero sentirme de sus deseos, hundiendo el arrebato en su piel de océano. No deseo olvidar sus besos, tu olor, ese paisaje de su cuerpo. Y que no se asuste, que beba del licor de mi vida a sorbos pequeños para que los saboree con la intensidad debida.<br /><br />Como me gusta quererle, y hace mella no amanecer a su lado cada día. Vuela mi imaginación para ilusionarse en su imagen, alma aprisionada por fundirse con ella, y cómo disfruto en cada uno de los encuentros de los dos y que duras se me hacen las despedidas al separarnos y le digo “cuídate”, el pecho hace taquicardia de amarguras.<br /><br />Hoy por hoy te llevo prendida en mi piel, remanso de mis sentidos, que se relajan instantáneamente con su voz de fiel amante que susurra al oído bocanadas que extasiaron mis sentidos y me prendaron instantáneamente, como cuando tienes una premonición sobre un ser especial que te llena de buenas vibraciones. Comprendo que este regalo que me da la vida no lo podía desaprovechar en cada rincón de la cama en la que los dos yacíamos. Me dio miradas de mujer ardiente y fui dejando vencer mi voluntad para entregarme, y fui al mismo tiempo entregándole la vida, y me olvidé de mi mismo para perderme dentro de ella, a amarle en cada forma de pasión que me pidió y se quedó allí, plantando bandera, como cuando se encuentra dormida después de hacer el amor, calmando el dolor de las contrariedades.<br /><br />En este momento que estoy tocado por la musa del delirio, quiero saciar la locura de mis pasiones en la sugerente duna de su desnudez, para llenarle de ternura, hacer incursión en tu vientre y que en mi alma el pensamiento dicte que es tan inmenso tenerte que las palabras tienen imposibilidad para expresarlo.<br /><br />Como habrá calado en mí que las noches son insoportables y los sueños no pueden apoderarse de mi cuerpo; cómo se habrá introducido en mí que no duermo y mi pensamiento sólo esta clavada en ella, con una certeza indiscutible que nadie me podrá arrancar y que el tiempo no hará disipar todo lo que siento en estos momentos, cuando entrego esta primera confesión de amante.<br /><br />Le tengo tan presente, tan innata, tan llena de todo y cada cosa, de cada instante y de cada aroma. Aún esas sonrisas me revolotean y no sé cómo o con qué pedazo de ella misma se revuelcan en mi sien. ¿Será que la dejó abierta y cuando vuelva le dirá: “ven, no te vuelvas a alejar”? ¿Y me regañará hasta besarme y me sermoneará como a un chiquillo que al final abraza y contiene? ¿Qué me dirá entonces? ¿Que sus lágrimas me las llevé en un baúl y sólo esperanzas dejé para alegrarle?<br /><br />A veces platico con la nada, y le comento y le interrogo y le cuestiono y los muros me miran con asombro. Y es ese sentimiento de que hay algo escondido o algo en él que responde a mis reclamos. Al fin su presencia se ha vuelto indispensable para todo.<br /><br />¿Qué más decir al viento? ¿Qué más decir al fuego? ¿A quién sus labios rosa, brillando, con un faro han serenado? ¿De dónde emergen las yerberas que cantando en mi mente he imaginado?<br /><br />¡Sí!, qué obsesión la mía por quererle y saber que hay algo en ella que a mí me mueve. Donde esté, donde ande, donde guarde sus caricias, basta un nombre, y es el tuyo, para ser la más dulce delicia que nutre, fluye y se desvive en mi sonrisa..http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-84269613040056148692010-12-23T00:53:00.009-04:302011-01-23T18:15:31.156-04:30De vuelta y vueltaMuchas cosas pasaron por mi cabeza en este mes de ausencia de este espacio...<br /><br />En este viaje, y por tener tiempo de sobra para entregarme a la tarea de pensar, entré a detallar, sin habérmelo propuesto de manera deliberada, que sumaban muchos fines de semana durante el año en que hacía esta rutina de largos viajes sin mayor compañía que mi música, mis cigarrillos y mi pensamiento en usted, que hizo halos de luz en la silla vacía del acompañante. Unos días lo hice con mucha alegría, otras enojado, y alguno más con el agotamiento a cuestas, a causa de esas largas jornadas de trastocamiento intelectual para las que nunca, en lo personal, tuve otro momento de descanso que no fuera el detenerme a tomar un café, pero, a decir verdad, siempre motivado por la ilusión de saber que, al llegar a mi destino, podría descansar y evocarle, costumbre sempiterna de mis días.<br /><br />En el ambiente nada me era extraño. Yo, como otras tantas veces, formaba parte de aquel espacio hecho en la nada, donde la carretera es la reinante, el punto de conexión con destino a uno u otro lugar.<br /><br />La gélida corriente del pasado mes obligaba a cerrarse la chaqueta hasta lo más alto del cierre y ajustar la gorra a la cabeza, con miras a evitar la congelación de las ideas; sin pasar por alto en ello, que las manos debían ser mantenidas a buen resguardo, bajo el tejido térmico de unos guantes de lana que, en su labor, bien servían para evitar que ámbas quedaran a merced de las tempraturas reinantes.<br /><br />Fue un mes para no reparar en el tiempo y entregarse en pensamiento de usted. Tiempos para detenerse en algún paraje y perder la vista en la inmensidad, para así aplacar, de manera entretenida, la ansiedad que me embargaba, para finalmente, y después de madurar internamente la idea -y forzado por una llovizna con visos de granizo-, decidír continuar el viaje. Fueron tiempos para brindar por usted, estirando mi mano derecha para tomar la botella de brandy que decidía llevar para aplacar un poco el frío y calentar los pensamientos, dandome cuenta que tengo un leve pero prolongado dolor en las muñecas, pero que ya me estoy acostumbrando al mismo con el pasar de los días. Unas veces el dolor se hace sentir más, y otros menos; pero se ha mantenido allí, recordándome de alguna manera que nosotros, los seres humanos, estamos hechos de un material tan semejante al usado por el alfarero en la confección de cada una de sus artesanales piezas.<br /><br />Igual, y por servirme de la comparación, pasa con el amor sentimiento: hermoso todo él en su existir, pero extremadamente frágil por causa de la debilidad de la estructura que lo alberga. Y es que, si no cuidamos de él, y le atendemos como bien se merece, termina fragmentándose, haciendo desde luego más dificil su recomposición. Muchas veces lo pensé en ausencia.<br /><br />Fueron días para recrear en mi mirada todo lo que pasaba a mi alrrededor, y para poner a volar la imaginación con el interés de mantener activos mis pensamientos. Los mismos que, con su nombre y apellido, salieron desde el primer día.<br /><br />Ya de vuelta a la realidad, algo más que sorprendido, pude notar que varios espectros se han colado en la estación . Así, sin haberlo pretendido, los recuerdos volvieron a mi mente de una forma vertiginosa. Lo confieso, he sentido algo de incertudumbre y dudas, pero resuelvo no entrar en un conjunto de absurdas contradicciones, que no conducen a nada en particular. Gracias a esa decisión, las imágenes se volvieron a hacer presentes con toda claridad, dando paso a una serie de secuencias que, sumadas una tras otra, sirvieron para alimentar de fuego lo que siempre me ha resultado familiar:<br /><br />Y es por eso que estoy nuevamente escribiendo…<br /><br />Creo que a nosotros, simples mortales de carne y hueso, Dios nos ha ofrecido la grandeza de los sentimientos para concebirnos la eternidad, de alguna manera. Todos, porque así fue considerado en su momento, estamos amasados por el mismo barro de vida, moldeados con las mismas manos y creados para ser felices, aunque muchas personas, en estos tiempos de hoy, no han llegado a entenderlo de tan peculiar manera.<br /><br />Y lo confirmo, pues usted se me hizo eterna…<br /><br />A mi mente, pensando en todo ello, acudieron imágenes de situaciones pasadas. Éstas, sin ser su intensión, me aclaran de alguna manera los tiempos que van a venir.<br /><br />Por ahora miro al gran ventanal y rindo nuevamente tributo al paisaje que no me es extraño. Lo que siento por usted. Amen que, tantos días sin escribir, me han parecido toda una eternidad. Hasta creo que he perdido la práctica, que creo deber recuperarla. Dejaré, sin prisa y sin pausa, que los espectros pasen delante de mí en su andar. Total, y cómo ya lo sabía desde hace muy buen tiempo, cada cosa tiene su lugar debajo del sol.<br /><br />Mis letras no quieren alejarse de ti. Espero, como hijas que vuelven a su hogar, sean bien recibidas.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-54491483923134847522010-12-18T20:00:00.007-04:302010-12-20T00:39:03.125-04:30La última epístola: Carta Novena<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TQ1pYrHJtTI/AAAAAAAAAIY/v-T_Z_H3j-c/s1600/tren_agres_2.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 211px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TQ1pYrHJtTI/AAAAAAAAAIY/v-T_Z_H3j-c/s320/tren_agres_2.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5552209788228187442" border="0"></a>Vida<br /><br />Este invierno, llamado de forma intencionada por el destino para servir como testigo en nuestro posible encuentro en el anden de las ilusiones compartidas, está próximo a recibir la despedida de este año, aún cuando éste no es aún conocedor de la luz de un nuevo día. La madrugada, nacida toda ella de la locura de mi pensamiento de tí, es testigo presencial de esta carta, la última de este ejercicio epistolar que hoy llega a su fin, retirándose a la toma de nuevos aires, o a su sepulcro cerrando este blog.<br /><br />A diferencia de madrugadas anteriores, debo confesarte que hay en mi algo de melancolía por tener que cerrar este ejercicio, pero a la vez feliz porque la liberación de todas estas cosas que en mi se anudaban y que, aunque sea de esta manera, ya se hacen palabra viva, quedándo como referentes de un sentimiento presente.<br /><br />Ahora, para que esa felicidad adquiera categoría de plenitud, sólo queda que, finalmente, podamos unir nuestras manos para subir a ese último vagón del Tren de los Sueños donde han estado reservados esos dos asientos vacíos para nosotros.<br /><br />Debo confesarte que siento un trance tal que espanta al sueño, un Delirium Tremens que agudiza los sentimientos y que sirve de impulso inductor al cierre de este ejercicio, proyectando quizá, de manera determinada, darle paso a otra historia, quizá más triste, quizá más hermosa y expresiva.<br /><br />El café y el entusiasmo han sido mis dos mejores aliados a lo largo de tan motivadora jornada nocturna. Asentadas, como ya es costumbre en mí, están en un cuaderno todas estas cartas que llegan a su ciclo final. Aún no conozco cuál será el destino de ese cuaderno. Quizá vaya a buscar un puesto en el despiadado mundo editorial, pero a donde sí sé que irá con seguridad es a tus manos, en sus propios manuscritos a puño y letra; tomando en cuenta que, por ser la persona motivo para escribirlas, van dedicados entera y eternamente a ti.<br /><br />¡Mi corazón se desborda y mi alma se regocija en ella!<br /><br />Mis cosas están todas ya recogidas. Y mi maleta de los sueños pesa mucho más que las veces anteriores. Algo me dice que todo será diferente y que, finalmente, podremos fundirnos en ese abrazo largo, prolongado y anhelado, llegado el momento de nuestro encuentro. O por lo menos así lo deseo.<br /><br />No tengo la menor duda de que todo será igual a como ya lo hemos vivido en el mundo de los sueños. Tu estarás allí, junto a la mesa a media luz, vestida con esa blusa que te hace ver tan elegante. En tu rostro habrá esa sonrisa tantas veces bendecida por mi al hablar de los sueños puestos en común. Tu cabello suelto, declarado libre, jugando en el aire que lo engalana, entrará en perfecta combinación con el brillo sensual, pero a a vez tierno y amoroso de tu mirada; esa arma que siempre haz usado para descubirme, entre las muchas personas que, al igual que nosotros, estan llamadas a subir al expreso, en ruta a pisar los rieles del destino.<br /><br />Moviéndome entre la gente, yo caminaré a tu encuentro sin entretenerme en nada ni en nadie, y llevando los nervios de siempre y el miedo de que, por torpeza mía de última hora, pueda perder el tren al que tanto he anhelado subir en tu compañía desde hace mucho tiempo.<br /><br />Miro el reloj que tengo sobre la mesa en la que habitualmente trabajo, y le pido entonces al tiempo que apure el movimiento de sus manecillas para ver llegar la hora en la que debo partir, aún cuando falta por darme una relajante ducha y vestir como tengo pensado para que, con facilidad, puedas reconocerme al ver que camino hacia ti.<br /><br />Sonrío y digo para mis adentros. ¡Que facinante es soñar con una cita de pasión vivida a plenitud al abrigo de un tiempo libre de toda atadura en orden a lo natural!<br /><br />A causa de todo ello, me animo a no olvidar nada de lo que aún me queda por hacer; es por eso que doy un repaso a la lista de cosas pendientes.<br /><br />Como te comentaba al inicio, será el nuevo año, cargado de tu influencia, quien diga si daré inicio a un nuevo ejercicio, sintiéndome arropado por tu compañía y teniendo la recta intención de darle nueva vida a la tinta que nutre mi pluma, para que sea ella, en libertad, la que inicie su nueva andadura quijotesca al amparo de las noches y madrugadas de mis días, con miras a la mejor y más hermosa de las puestas de sol, que me permita, siendo tan poca cosa como soy, y como tantas veces lo he deseado en el alma, al paso de una noche vivida sobre la cabalgadura de las letras y las palabras, ver la llegada de ese amanecer tenido por esperado en el que siempre, contando con tu compañía, me acerque al estrado donde he de recibir un Nobel en su boca por garabatear sobre el papel y el teclado.<br /><br />¿Qué impotancia tiene llegar a disfrutar ardientemente de la viva fragancia de una rosa ofrecida por la vida, si antes no hemos experimentado en el alma esa terrible sensación de dolor vivida en mortal agonía al habernos herido, una y mil veces, con la arista siempre punzante de una misma espina?<br /><br />Ahora es el momento de recoger mis maletas, pidiendo como un mantra, a lo más divino, que nuestras vidas puedan unirse más allá de la frontera de los sueños. Sólo espero, y es éste el temor que me asalta y se va conmigo en mi equipaje, no estar equivocado; pues para mí sería muy doloroso el que hoy, después de tanta alegria tenida en alza, nada ocurra como debe ocurrir y, una vez más, al igual que muchos tiempos anteriores, tenga que regresar al ocaso donde siempre me oculté, en la frontera de la última hora de la tarde y la primera de la penumbra, con el corazón roto en mil pedazos, por causa de no haber podido subir contigo al último vagón del Tren de los Sueños.<br /><br />Aún así, graba para el resto de tu vida que, aúnque ésto sucediera, y amándote como siempre te he amado, siempre estaré en una banqueta cercana, para correr a tu encuentro.<br /><br />No quiero un último trago contigo.<br /><br />¡Te adoro!.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-81481314216235693602010-12-18T17:19:00.010-04:302010-12-18T19:49:31.757-04:30Carta Octava<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TQ1NeyfjeaI/AAAAAAAAAIQ/wglWlgGZz50/s1600/1.JPG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 240px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TQ1NeyfjeaI/AAAAAAAAAIQ/wglWlgGZz50/s320/1.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5552179106963224994" border="0" /></a>Vida<br /><br />Hoy la ciudad me ha brindado desde el balcón un atardecer taciturno vistiendo el disfraz de un otoño tenido por inesperado. Como sabes, me gusta ver llover, y por ende disfruto de estos atardeceres con la misma pasividad con la que el tiempo se antoja de marcar el ritmo de las horas y los días.<br /><br />Así, contemplando el cielo desde la ventana de este apacible y generoso lugar que tengo como estancia de trabajo me entrego a pensar que, los sentimientos en sí, cuando verdaderamente están revestidos de pureza y eternidad, guardan un parecido total con el tiempo climático a lo largo de su transcurrir por el corazón de todo ser humano. De ello no me queda la menor duda. Se calienta en los tiempos calurosos, se hace apasible cuando bajan los vientos otoñales y busca cobijo en los inviernos; y siempre, siempre, se revitaliza cuando vuelve el sol, aumentando su fortaleza, se renueva otra vez en el viento otoñal y se muestra necesitado de pasión ante el invierno, para luego continuar alimentándose, un día tras otro, en el repetir de los mismos tiempos.<br /><br />¡Quién diga o sostenga lo contrario es porque nunca se ha enamorado de verdad!<br /><br />Pensando en todo esto, saco cuenta de estos días de inviernos, y ya son varios, contando éste, en los que me preparo para un deseado encuentro contigo, en espera de subir juntos a ese último vagón del Tren de los Sueños, que tiene el encargo final de recogernos a ámbos en ese anden de nuestras ilusiones compartidas; y por todo ello, soy inmensamente felíz.<br /><br />Solo espero, y es este mi mayor deseo, que el destino tenga a bien el darnos la posibilidad de que todo ello llegue a consolidarse en su momento, aún cuando me quedan un par de cartas por escribir de este ejercicio epistolar que pronto estoy por concluir; entendiendo que su final, es llave indicada para la apertura de esa extraña puerta que separa tu entorno y el mio del mundo real; aunque también, y es bueno tenerlo presente, están de por medio las reformas que se llevan a cabo en el interior de nuestras casas, que siento que van camino a revestirlas de lo que siempre han sido: refugios engalanados por el misterio y la belleza de cada uno de sus rincones; esto sin dejar en el olvido, ese otro lugar hermoso que, por propia influencia tuya, vuelve a recuperar la esencia única de su razón de ser: un lugar para comulgar a plenitud con la vida, a través de la belleza mostrada en el colorido de cada una de las flores sembradas en el espacio elegido, para con ello dar albergue a su existencia.<br /><br />Es por ello que quiero dedicarme a la tarea, si tu me lo permites, de ser arquitecto de ese palacio de sueños, en espera de que me otorgues el visto bueno a las obras ya realizadas, en lo concerniente al aprovechamiento del patio interno de nuestro refugio como lugar de verdadera comunión entre la vida y la naturaleza, entre los sueños y la realidad, entre la pasión y las ilusiones , entre los recuerdos de ayer y las vivencias de hoy, entre lo que hicimos y lo que haremos; sin olvidar nunca que hemos sido, somos y seremos, amantes de una noche cercana, invitada por el destino, a convertirse en un día para el que no existe final alguno.<br /><br />No quiero ocultártelo. A lo largo de esta semana que va quedando atrás, no he dormido lo necesario. Me ilusionaba poder escribir estas últimas cartas y saldar la deuda. Gracias a tí, inspiración no ha faltado.<br /><br />Mi imaginación ha parecido brotarse por estos dias, dandole rienda suelta al espíritu de la creatividad. Sé que debo dosificarla y no desbocarme, tratarla suavemente, tal cómo tú lo has ordenado. Te confieso que hubo un momento, en esta semana que culmina, en que entré a considerar que el final no debía ser cómo lo había pensado, y hasta que tal vez no debía ni continuar. La sensatez fue quien me hizo plantarle cara a la tentación de no hacerlo y volví a retomar la pluma y el teclado para así mantener la misma idea desde el comienzo.<br /><br />Sé, por boca de escritores de mayor valía que yo, que esto puede ocurrir en ciertos momentos haciendo creer que, por sentirnos dueños y nunca alimentadores de los personajes o motivo que toman vida en el conjunto de nuestros escritos, tenemos derecho a cambiar el ir y venir de sus vidas.<br /><br />Nunca antes había experimentado cosa igual; pero ya vez, algún día tenía que ocurrirme, para que me detuviera a pensar por un instante que, con sólo cambiar una cosa por la otra, podemos cambiar los matices del panorama, a veces sin razón, y en el discurrir de aquellas letras que conforman todo ese conglomerado de palabras entretejidas todas por la escritura, ésta que me ha servido de herramienta y medio para drenar el dharma, haciendo, aunque sea un poquito, que todo lo que parezca imposible sea posible.<br /><br />No puedo ocultarte que tengo miedo, un miedo desconocido...<br /><br />Te he visto igual, creo que no ha cambiado nada. Aunque pueda parecerle extraño a cualquier mortal pensante, tú conservas esa aura sobrenatural, mientras yo siento que a veces me disuelvo en la espera. Si esto es así, ¿será que acabaré calcinado en ella?<br /><br />Para no pensar -me has dicho que no piense tanto- callo esos pensamientos que tengo por inciertos, para detenerme al instante en una nueva interrogante. ¿Puede ser todo ello un impedmiento a la hora de poner en manifiesto lo que siente uno por el otro?. La soledad y el silencio se sumergen en el alma.<br /><br />Pero hoy por hoy estoy sentado a la espera de tí, como siempre lo he hecho, pero, a diferencia de las veces anteriores, incluyendo esos días correspondientes a otoños e inviernos ya vividos, debo señalar con total sinceridad que hay una cierta paciencia y, junto con ella, un mayor interés en plantear colores y cimientos de un sueño, que no se si realmente será también tuyo, pero si es fervientemente mío.<br /><br />Te adoro....http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-67716643434619591012010-11-25T00:31:00.001-04:302010-12-18T17:19:17.664-04:30Carta Septima<a href="http://1.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TO3uLzaOjMI/AAAAAAAAAII/L98ke4fExVM/s1600/IMG_4049.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5543348602909134018" style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 320px; height: 240px; text-align: center;" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TO3uLzaOjMI/AAAAAAAAAII/L98ke4fExVM/s320/IMG_4049.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div>Vida:</div><div> </div><div>Sin duda alguna, ya se ha vuelto costumbre hablarle al papel cuando no estás aquí. Por eso escribo esta carta, la sexta que te escribo siendo una noche de inicio de fin de semana más de este ciclo de frío que avanza cada vez más. Y me sorprende que tenga su inicio, y seguramente también su final, mientras viajo camino a mi lugar de infancia, ese que usted ya conoce. </div><br /><div>Van exactamente tres horas y media en carretera, en un día bonito que, acompañado de su séquito de nubes, avanza lleno de entusiasmo a llenarse de esplendor, bajo la mirada furtiva de un sol receloso de tanta belleza y las locas ansias de una luna aún no nacida que, queriendo ser luz de deseos, ya ha dispuesto camino en el tiempo para alcanzarla con exaltada prontitud, al sagrado altar de un esperado amanecer pronto a ser anunciado, entre sonrisas y besos, a la vuelta esplendorosa de una esquina que bien brilla, por su ausencia, en los espacios del cielo. </div><div><br />Así como lo hace ella, de igual manera, avanzo yo en el tiempo llevando la ilusión ardiente de volver a encontrarme contigo, en la celebración de tan anhelado escenario. </div><div><br />Partiendo de esa visión mía tenida de las cosas, en las que de seguro otros seres humanos no reparan mientras van de camino por la vida, demás está decirte que en todos estos días no he dejado de pensar en ti. Todo tiene su razón de ser en este extraño sentimiento que ha encontrado refugio al calor de nuestras almas, para nutrirlas de amor por dentro y con ganas de mostrarse a plenitud desde afuera. </div><br /><div>Aprovecho la oportunidad para hacer uso de mi portátil, con miras a escribirte, mi renovado ejercicio epistolar de deseos, de amor vivido entre el silencio. Afortunadamente, la batería dispone de carga completa para aquello en lo que quiero ocuparme. Cosa curiosa: nadie va a mi lado, en el puesto del pasillo. No tengo duda que es la soledad, junto al silencio, quien sigue marcando pauta en mi vida. </div><br /><div><br />Estaba empezando a escribir cuando el autobús se detuvo a hacer una parada para que los pasajeros estiráramos las piernas. Bajé y corriendo busqué un café, con la necesidad de tomar algo que me supiera a vida. Sabe usted que en el humo del café siempre la he rememorado, con el objeto de rememorar igualmente esas ganas siempre vivas de usted mientras avanzo en el periplo de ida a mi tierra de origen. </div><br /><div><br />Tomando el café comencé a imaginar cosas, transformando los escenarios de esta ya conocida y gastada carretera. Imaginaba que el viaje no era para mi tierra de origen, sino para reencontrarme contigo con miras a tomar ese tren al cual estamos destinados a subir. Pero sé que aún no es el momento porque me falta todavía escribir algunas historias más, las más difíciles, para dar por concluido el libro del que tanto te he hablado en nuestros últimos encuentros, marcados, como tú bien lo sabes, por la línea vivencial de esos sueños tenidos de manera siempre tan extraña. </div><br /><div><br />Mientras tanto, para hacerme de la idea de que estoy libre de toda atadura, me vestí de shorts, franela y sandalias, algo a lo que no estoy acostumbrado a hacer en mi vida de todos los días, y pudiéndolo hacer porque, en carretera, la temperatura es templada, a pesar de venir contaminado del frío del autobús. </div><br /><div><br />Voy mirando perdido por la ventanilla. Todo sigue igual que siempre. Nada había visto que marcara la diferencia, salvo que tú no me acompañabas en esta oportunidad no buscada.<br />Supe entonces, aún no habiéndolo dudado nunca, que tu presencia es del todo real. A consecuencia de tan maravillosa sentencia tenida por cierta, pude situarme más allá del tiempo y del espacio, para hacerle eco al oído de tu voz, justo en el momento en que el sol comienza a dar señas de querer darle espacio a una luna ya hecha toda ella para enamorados. </div><br /><div><br />A veces pienso que al acercarse el día de nuestro encuentro, el mar imaginario que navegamos en orden a los sueños se volverá maremoto. Es ese mar el que se aparece en este momento para hacerme compañía, acompañado por el viento, surgiendo entre los tres un extraño diálogo.</div><br /><div><br />-<em>Hola buen amigo</em>- me saluda siempre el mar, para luego indicarme con plena titularidad de derecho, que aquello es su obligación. –<em>Tenías tiempo que no te acercabas a verme</em>- preguntándome a continuación lo que era de justicia <em>-¿Tan mal me he portado yo contigo y con tu amada para que hoy vengas a reprochármelo en la cara?-</em></div><br /><div><br />-No- le digo de manera apresurada, para borrar de su alma aquella idea. -¿Cómo puedo estar molesto o enfadado con quién en momentos nos hace tan felices al abrigo de su compañía? </div><br /><div><br />Y entonces, dándome mi tiempo, paso a contarle los últimos episodios de este tránsito que han venido marcando nuestra extraña, pero tan especial relación. </div><br /><div><br />Fue en ese entonces cuando el viento, tomando parte en la conversación, expresó buenamente su parecer: </div><br /><div><br />-<em>Amigo mar: por excepcional que pueda parecerte, y hasta por ignorancia personal, debes entender que si este amigo común y su hermosa amada no han vuelto a donde están destinados a encontrarse es porque hay muros y montañas que no me han dejado correr rápidamente. Pero acuérdate que soy etéreo, y que logro meterme por los huequitos y escalar las cumbres más borrascosas. Yo, por la naturaleza que me rige, sé donde están cada uno de ellos y dónde residen</em> – y antes de continuar hablándole al mar, tuvo reparo para conmigo, cuidándose bien de aquello que le está permitido decir –<em>Pero, no es a mí a quién corresponde unirles, es al destino que rige la vida de ambos, señalándote, para que nuestro amigo en común también nos escuche, que algún día volverán a ese lugar para contemplar, desde la realidad, lo que ambos han contemplado en el mundo de los sueños </em></div><em><br /></em><div><em><br /></em>Y después de haberle escuchado, el mar, mirándome a la cara, me pidió disculpas por su agresividad, teniendo el detalle de hacer extensivas sus palabras hacia tu persona. </div><br /><div><br />Entiendo que todo esto te pueda parecer una locura. Pero así somos los locos. Por ahora, en la distancia, te llevo conmigo por el deseo de las letras y las palabras a las que les das vida y personalidad propia. Y aunque no la tenga en físico, perpetua está en mí tu mirada y ella es el aliento para contemplar, a través de ella, la maravillosa grandeza de mis deseos.<br /></div><br /><div>Y aún sigo soñando contigo… </div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-48652132169388626022010-11-19T23:22:00.001-04:302010-12-18T17:18:56.966-04:30Carta Sexta<a href="http://4.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TOdHLp0YAUI/AAAAAAAAAIA/ZPmK8BNXodI/s1600/gato128.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 320px; display: block; height: 218px;" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5541476132032348482" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TOdHLp0YAUI/AAAAAAAAAIA/ZPmK8BNXodI/s320/gato128.jpg" border="0" /></a><br /><div><br />Vida:</div><div></div><div><br /><br />Empiezo esta nueva carta pensando que, por ser noche de frío, y que en oposición a los anteriores se asoma muy diferente a otros muchos vividos desde esta soledad tan extraña, que por costumbre tiene el acompañarme a donde quiera que voy sin por ello dar nunca asomo o pedir mi consentimiento o permiso.<br /><br />Aún así, debo confesarte con total sinceridad que soy inmensamente feliz por el hecho de enfocar en ti una importante y vital parte de mis alegrías y motivaciones, al tener pleno conocimiento de que existes, eres real y vives en algún rincón de esta ciudad gris y plomiza que es mi corazón y que, desde hacía mucho, no tenía un motivo, día de júbilo o fiesta patronal que celebrar.<br /><br />Sabiendo que hoy no estarás a mi espera en el andén donde estamos llamados a encontrarnos, para unir nuestros deseos en un solo deseo, dando inicio a ese maravilloso viaje en el último vagón de las ilusiones compartidas, es por ello que quiero anunciarte, porque eres el alma y sangre de ello, que son menos los capítulos que me faltan para la colocación del punto final en esa última página de ese libro maravilloso que tanto tiene que ver con lo que tú y yo somos: dos enamorados del amor, distantes y cercanos al mismo tiempo pero separados, de manera extraña, por todo lo que también nos une. A pesar de todo esto inicio mi viaje de siempre, porque ello hace que me sienta más próximo a ti, aún estando distante en el tiempo y en el espacio.<br /><br />Hace rato, y mientras sorbía con reticencia una copa de vino tinto para darle calor al espíritu, me asomé por la ventana más cercana pudiendo apreciar que la noche es más oscura que siempre, melancólica, triste. Leía en las páginas web que la temperatura bajaría de forma considerable; cosa que –lo sabes- me gusta a rabiar. Pensando en esta actitud tomada por el tiempo y sus variantes climatológicas me inclino a pensar, de manera acertada, que todo ello no es sólo consecuencia inmediata de un gusto particular y hasta retorcido, sino que igualmente es, por esa actitud mía de descubrir la belleza plena donde otros, a causa de su falta de ilusión, no ven más que problemas, tristeza, decepción, melancolía.<br /><br />No conforme con haber realizado dicho descubrimiento, corrí a asomarme por una de las ventanas que da hacia la calle y descubrí lo hermosa que puede ser esta ciudad cubierta bajo estos mantos cuasi invernales; y noto que hasta la gente se nota diferente, mientras intenta ponerse a buen resguardo del frío, haciendo uso de hasta lo inutilizable de su ropa de abrigo, con el propósito de buscar un poquito de calor agradecido.<br /><br />Viendo tal actitud, grité para escucharme yo mismo<br /><br /><em>¡Qué diferentes somos los seres humanos en nuestro comportamiento!<br /><br /></em>… Corriendo enseguida a atender el llamado de la copa de vino que ya había dejado abandonada.<br /><br />Hoy, porque quise cambiar la rutina, no quise escribir postrado en la cama como siempre lo hago, sino en este lugar de habitual rutina que es mi trabajo, destinando para ti un lugar cercano al mío, con la idea fija de que, aún no estando en cuerpo presente, lo estuvieras de manera cierta para compartir contigo, pero sin ti, una copa necesaria al final del día.<br /><br />¡No sabes cuánto disfruté el momento, a pesar de las lágrimas secas!<br /><br />De seguro te parecerán risibles, estúpidas o carentes de sentido mis ocurrencias, pero es así como he alimentado este sentimiento a lo largo de este tiempo que a mí me ha parecido toda una eternidad.<br /><br />Saber que esto haces cuando te hablo de ello me convierte en un ser privilegiado, por entender que todo acto de locura, realizado bajo la total limpieza de este sentimiento que sirve de alimento al alma enamorada, es una muestra más de todo aquello que nos hace diferente a los que dicen amarse a plenitud a través del lenguaje de las caricias, para luego, llegando el cansancio de lo rutinario, buscan atraque en un nuevo puerto de amoríos pretendidos llevando consigo la malsana idea de hacerse una vez más al mar de las pasiones con la llegada de un nuevo tiempo de hastío.<br /><br />¡Qué afortunado soy al quererte como te quiero, aún cuando sea una locura sin precedentes conocidos!<br /><br />Desde aquel encuentro primero, que en su día tuviéramos de forma atípica, siendo todo él diferente a los tenidos por aquellos que dan inicio a una relación de amistad que luego, más temprano que tarde, se verá transformada en el naciente vínculo de una armoniosa correlación amorosa llamada a perpetuarse en el tiempo, me atrevo a jurarte, que no he parado de confesarle al sol naciente que da vida a cada una de las mañanas de nuestros días, que te ansío más que las caricias y los besos, de la pasión y el deseo, de la realidad y los sueños, del tiempo y el espacio, de lo finito y lo infinito, de lo conmesurable y lo inconmesurable, porque tengo y siento la continua necesidad de la única maneraque se me ha permitido ser completamente libre ante la barrera que nos ha distanciado hasta ahora: <strong>desde la palabra escrita. </strong><br /><br />A tu salud! </div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-85137124057354796602010-11-17T19:39:00.001-04:302010-12-18T17:18:35.952-04:30Carta Quinta<a href="http://1.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TORvKsgsenI/AAAAAAAAAH4/-2WUt9g7E9Y/s1600/estacion_tren_abandonada.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 320px; display: block; height: 217px;" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5540675671110220402" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TORvKsgsenI/AAAAAAAAAH4/-2WUt9g7E9Y/s320/estacion_tren_abandonada.jpg" border="0" /></a><br /><div><br />Vida: </div><div><br />Esta noche me ha prolongado frente al computador, escribiendo y poniendo al día alguna de las páginas de ese libro del que tanto te he hablado en mucho de nuestros tenidos encuentros, y de la que creo ya tengo las luces para terminar. Ya creo tener clara las ideas para varios de sus capítulos y el epílogo. </div><div><br />Creo, y no estoy equivocado al hacerlo, que será a su término cuando nos encontremos en el andén. Es por eso que me apremio a terminarla, pero sin omitir ningún ápice de lo que ya he escrito y anotado a pies de página. Pues, aunque es bien cierto que en el amor y en la guerra todo se vale, incluyendo las trampas y las estrategias, no es esa la ruta para conseguir lo que realmente se desea desde, y con el corazón, y más cuando la actitud a tomar, de manera solitaria e independiente, pueda poner en peligro la extraña y sobrenatural relación que llevamos desde hace unos meses, gracias a esas inexplicables leyes que rigen el mundo de los sueños, corriendo con ello el peligro de que nuestras vidas jamás lleguen a juntarse. </div><div><br />Pensando en todo esto que te escribo antes de tomar mi maleta de siempre, y llevando conmigo el deseo de que fuera hoy el día en que se de el encuentro que el tiempo y el destino nos tiene preparado para ambos; quiero decirte de todo corazón que ésta ha sido una semana en la que no he tenido descanso alguno. Temo que a causa de ello, y a que me descuido en lo que a alimentación se refiere, pueda terminar enfermándome. Lo sé, soy toda una calamidad en eso del arte de vivir solo; ha habido días en que, por esto de entregarme a escribir con una pasión desmedida, le he pasado por encima hasta tomar agua y eso no está bien. Por ello he puesto gran empeño en cambiar esa forma mía de comportamiento excéntrico. Porque no todo puede ser pensar y escribir, escribir y pensar –ya hemos hablado de ello-. Los desórdenes, sea cómo los miremos, no traen nada bueno en el desarrollo de la existencia humana. Voy aprendiendo paulatinamente y con sus respectivos escollos y mucho de eso te lo debo a ti, que a la vida hay que darle sus momentos merecidos:</div><div><br /><em>Todo tiempo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo<br />Tiempo para nacer y tiempo para morir<br />Tiempo para la siembra y tiempo para recoger lo sembrado<br />Tiempo para herir y tiempo para sanar<br />Tiempo para lamentarse y tiempo para ser feliz<br />Tiempo para lanzar piedras y tiempo para recogerlas<br />Tiempo para dejarlo todo y tiempo para iniciar la búsqueda de lo que hemos perdido<br />Tiempo de guardar y tiempo de desprenderse<br />Tiempo de rasgar y tiempo de coser<br />Tiempo de callar y tiempo de hablar<br />Tiempo para la guerra y tiempo para la paz<br />¿Qué gana entonces el hombre si no es paciente y se fatiga con lo que hace? </em></div><div><br />He tenido a bien considerar que Dios pone a todos en una misión para que de ella nos ocupemos. El destino acondiciona las cosas a su debido tiempo y se ha servido del tiempo para motorizar los corazones. Pero a veces en nuestro proceder no nos damos cuenta de ello, para el disfrute que, de principio a fin, nos tiene preparada la cuenta del corazón.</div><div><br />Partiendo de este sencillo planteamiento, con tintes de intensión filosófico-teológicos, pero a la vez complicado y extraño para aplicarlo en nuestras vidas, o por lo menos en la mía lo ha sido, lo confieso; puedo con toda seguridad deducir, sin temor a equivocarme, que tu vida está marcando mi tiempo como desde hace mucho tiempo nada lo había tenido ocupado; y es por ello ésta metamorfosis que estoy sufriendo, y que creo que has notado, de hacer mis primeros esfuerzos por trascender de las letras a la palabra. </div><div><br />Y es por eso que pienso, y me propongo a darle el mejor uso y lujo de detalle a todo ese tiempo que me ocupas porque es él, a fin de cuenta, el que nos unirá en el abrazo definitivo. Y sé, porque me lo has dicho con razón, tomaré las medidas para llevar organizadamente los quehaceres diarios para que nada enturbie, por ninguna razón, el hechizo que, de manera paranormal, mantiene unidas nuestras vidas en la integridad de una pasión que anhela cumplirse a plenitud, con todo el fuego de lo etéreo y lo corporal. </div><div><br />Deseando más que nunca encontrarme contigo en el andén donde el destino nos ha citado, para que subamos juntos a ese vagón del tren de los sueños cumplidos, te espero pacientemente para el día que me cuentes de los sueños que aún estas por soñar y me cuentes...¿Qué te dicen tus silencios de mí?</div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-15135546235886881642010-11-12T18:12:00.003-04:302010-12-18T17:18:13.738-04:30Carta Cuarta<div>Vida: </div><br /><div><br />Vuelve a ser fin de semana, pero un fin de semana distinto a los anteriores. Ya asoma su cabeza la antesala de otra agitada semana con su rutina de todos los días y, aunque he estado de cabeza con la guardia laboral, sabes que siempre logro de alguna manera ausentarme de tanta locura desmedida y entregarme a meditar –o a desvariar- sobre el sentido de la vida. Cosa hermosa ésta, porque he empezado partiendo de Dios; concluyendo luego, y de manera inevitable, en esa única verdad a la que el ser humano le ha quitado casi la totalidad de su valía: El amor. </div><br /><div><br />¿Sabes? Siempre he defendido que el amor, como sentimiento que es, es fruto de su presencia en el corazón de todo ser humano. Hay gente que no está de acuerdo con ello, y yo se lo respeto pero, por mucho que he pensado en esa verdad inconmesurable, siempre que parto de la idea primaria, Dios, todas y cada una de las consideraciones que la encausan me llevan siempre a un argumento que tira por tierra cualquier otro que surja como respuesta contraria: que el amor tiene que ser –y que me perdonen los puristas- una manifestación o una forma de la existencia de Dios que, sin el ser humano merecérselo, le otorga a éste la oportunidad, en el transcurrir de sus días, participe en el otro y disfrute el cómo sabe la felicidad. </div><br /><div><br />¿Quién ha dicho que el amor puede hacerte infeliz? </div><br /><div><br />Si hay alguien que no solamente lo ha dicho, sino que lo sostiene y hasta lo defiende, está en el más grave de los errores ya que el amor, cuando es de por sí amor auténtico, nos conduce, por causa y efecto, aunque a veces en formas extrañas o que no se ajustan a lo que esperamos, al disfrute de la felicidad. Por amor no se sufre ni se padece, sino se vive y se participa totalmente de la plenitud de la vida. Y es que lo uno es consecuencia del otro. </div><br /><div><br />Hermosa consideración todo esto, y una motivación más, para vivir con total libertad aquello que tanto se anhela o se desea, amar mas allá de los límites, teniendo presente que es más importante dar que recibir, pues el amor es darse, entregarse; pero sin esperar recibir nada a cambio, salvo lo justo. </div><br /><div><br />Como lo puedes ver, en lo que mi vida respecta, no hay momento en el que no ocupe mi mente pensar. </div><br /><div><br />Aún tengo en el recuerdo aquella vez que, durante una conversación tenida en uno de nuestros extraños encuentros, me dijiste: </div><br /><div><br />-<em>Es admirable el don que tienes para escribir. Y te admiro por ello<br /></em></div><br /><div>Y yo, que en condiciones normales tal sentencia pasaría por el filtro de mi subestimación e incredulidad, no pude sentir otra cosa menos que la necesidad de sonreir ampliamente. Respondí ante ello que eras (y eres) tú la musa que me hacía escribir, y que paso noches en vela entre cuadernos y borradores pensando qué escribirte en las próximas oportunidades. </div><br /><div><br />-<em>Pero tienes que dormir, me dijiste </em></div><em><br /></em><div><em><br /></em>Y te dije que no me daba sueño. Y qué también en esas noches me ocupo de pensar </div><br /><div><br /><em>-¿Y en qué tanto piensas? </em></div><em><br /></em><div><em><br /></em>Pienso en ti. De eso estoy más que seguro. Y es ese pensamiento el que pone alguna claridad en mis palabras. Eso es porque, misteriosamente y aunque tú no lo hagas, yo sueño contigo siempre. Tanto, que a veces me ha dado por pensar que vivimos en épocas diferentes, aunque estemos en presencia en tiempo y espacio. Pero te digo que en nada me es incómodo esto. Sueño contigo como parte de la manifestación de este amor que, de manera sobrenatural y extraña –como te dije en la carta anterior- nos une y nos mantiene aún en la distancia, aunque no sea ese el deseo.</div><br /><div><br />Es por eso que puedo decirte con total propiedad, y para tu conocimiento, que no duermo desde aquella oportunidad en que, emergiendo de la noche de mi vida, hiciste acto de presencia para encontrarnos por primera vez en aquel lugar mantenido en el recuerdo. A partir de ese momento dejé de dormir de verdad para asistir cada noche a tu encuentro, y siempre en lugares tenidos por diferentes, hasta que en su momento nos encontremos en ese anden al que en sueños siempre acudo con la esperanza de que nos subamos juntos en ese tren que nos espera a expensas de la realidad. </div><br /><div><br />¡Qué difíciles se me hacen los días en la espera de nuestro encuentro! </div><br /><div><br />Si las barreras del tiempo, el espacio y las circunstancias no limitan ni acondicionan nuestros encuentros y sentimientos, es imposible que mi vida de hoy sea empañada por la tristeza. Muestra de ello, de alguna forma, son estos escritos que, torpemente pero con mucho entusiasmo, hago para ti. </div><br /><div><br />Esto en lo que trabajo es totalmente diferente –y aquí señalo a los que puedan leer esto- Pienso que si se toman en serio su contenido se darán cuenta que es imposible vivir para ser feliz si no somos capaces de transmitir amor en cada uno de nuestros actos. </div><br /><div><br />Lo sé, claro que lo sé; y gracias por recordármelo de nuevo. Debo darme prisa. Pero es que tengo tanta necesidad de escribirte que paso por alto que el reloj siempre juega en mi contra y mucho más cuando comienzo a entrar en las edades en las que no hay que perder tiempo en nada, para no perder aquello que la vida nos tiene ofrecido: ser felices, abandonándonos por completo a la voluntad de los deseos cuando éstos, al igual que brasa que no se extingue, alimentan y dan calor a nuestro existir. </div><br /><div><br />Y ya que hablé de Dios… A él le doy gracias por tu existir. </div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-55832903718740305602010-11-12T18:12:00.001-04:302010-11-12T18:19:42.896-04:30Carta Tercera<a href="http://1.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TN3EVUmIldI/AAAAAAAAAHw/Rjg_h329zcE/s1600/mediotren.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 310px; DISPLAY: block; HEIGHT: 320px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5538798987320530386" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TN3EVUmIldI/AAAAAAAAAHw/Rjg_h329zcE/s320/mediotren.jpg" /></a><br /><div><br />Vida:<br /><br />Vuelve a ser fin de semana, pero un fin de semana distinto a los anteriores. Ya asoma su cabeza la antesala de otra agitada semana con su rutina de todos los días y, aunque he estado de cabeza con la guardia laboral, sabes que siempre logro de alguna manera ausentarme de tanta locura desmedida y entregarme a meditar –o a desvariar- sobre el sentido de la vida. Cosa hermosa ésta, porque he empezado partiendo de Dios; concluyendo luego, y de manera inevitable, en esa única verdad a la que el ser humano le ha quitado casi la totalidad de su valía: El amor.<br /><br />¿Sabes? Siempre he defendido que el amor, como sentimiento que es, es fruto de su presencia en el corazón de todo ser humano. Hay gente que no está de acuerdo con ello, y yo se lo respeto pero, por mucho que he pensado en esa verdad inconmesurable, siempre que parto de la idea primaria, Dios, todas y cada una de las consideraciones que la encausan me llevan siempre a un argumento que tira por tierra cualquier otro que surja como respuesta contraria: que el amor tiene que ser –y que me perdonen los puristas- una manifestación o una forma de la existencia de Dios que, sin el ser humano merecérselo, le otorga a éste la oportunidad, en el transcurrir de sus días, participe en el otro y disfrute el cómo sabe la felicidad.<br /><br />¿Quién ha dicho que el amor puede hacerte infeliz?<br /><br />Si hay alguien que no solamente lo ha dicho, sino que lo sostiene y hasta lo defiende, está en el más grave de los errores ya que el amor, cuando es de por sí amor auténtico, nos conduce, por causa y efecto, aunque a veces en formas extrañas o que no se ajustan a lo que esperamos, al disfrute de la felicidad. Por amor no se sufre ni se padece, sino se vive y se participa totalmente de la plenitud de la vida. Y es que lo uno es consecuencia del otro.<br /><br />Hermosa consideración todo esto, y una motivación más, para vivir con total libertad aquello que tanto se anhela o se desea, amar mas allá de los límites, teniendo presente que es más importante dar que recibir, pues el amor es darse, entregarse; pero sin esperar recibir nada a cambio, salvo lo justo.<br /><br />Como lo puedes ver, en lo que mi vida respecta, no hay momento en el que no ocupe mi mente pensar.<br /><br />Aún tengo en el recuerdo aquella vez que, durante una conversación tenida en uno de nuestros extraños encuentros, me dijiste:<br /><br />-"<es>Es todo un don el que tienes para escribir. Y te admiro por ello"<br /><br />Y yo, que en condiciones normales tal sentencia pasaría por el filtro de mi subestimación e incredulidad, no pude sentir otra cosa menos que la necesidad de sonreir ampliamente. Respondí ante ello que eras (y eres) tú la musa que me hacía escribir, y que paso noches en vela entre cuadernos y borradores pensando qué escribirte en las próximas oportunidades.<br /><br />-"Pero tienes que dormir", me dijiste<br /><br />Y te dije que no me daba sueño. Y qué también en esas noches me ocupo de pensar<br /><br />-"¿Y en qué tanto piensas?"<br /><br />Pienso en ti. De eso estoy más que seguro. Y es ese pensamiento el que pone alguna claridad en mis palabras. Eso es porque, misteriosamente y aunque tú no lo hagas, yo sueño contigo siempre. Tanto, que a veces me ha dado por pensar que vivimos en épocas diferentes, aunque estemos en presencia en tiempo y espacio. Pero te digo que en nada me es incómodo esto. Sueño contigo como parte de la manifestación de este amor que, de manera sobrenatural y extraña –como te dije en la carta anterior- nos une y nos mantiene aún en la distancia, aunque no sea ese el deseo.<br /><br />Es por eso que puedo decirte con total propiedad, y para tu conocimiento, que no duermo desde aquella oportunidad en que, emergiendo de la noche de mi vida, hiciste acto de presencia para encontrarnos por primera vez en aquel lugar mantenido en el recuerdo. A partir de ese momento dejé de dormir de verdad para asistir cada noche a tu encuentro, y siempre en lugares tenidos por diferentes, hasta que en su momento nos encontremos en ese anden al que en sueños siempre acudo con la esperanza de que nos subamos juntos en ese tren que nos espera a expensas de la realidad.<br /><br />¡Qué difíciles se me hacen los días en la espera de nuestro encuentro!<br /><br />Si las barreras del tiempo, el espacio y las circunstancias no limitan ni acondicionan nuestros encuentros y sentimientos, es imposible que mi vida de hoy sea empañada por la tristeza. Muestra de ello, de alguna forma, son estos escritos que, torpemente pero con mucho entusiasmo, hago para ti.<br /><br />Esto en lo que trabajo es totalmente diferente –y aquí señalo a los que puedan leer esto- Pienso que si se toman en serio su contenido se darán cuenta que es imposible vivir para ser feliz si no somos capaces de transmitir amor en cada uno de nuestros actos.<br /><br />Lo sé, claro que lo sé; y gracias por recordármelo de nuevo. Debo darme prisa. Pero es que tengo tanta necesidad de escribirte que paso por alto que el reloj siempre juega en mi contra y mucho más cuando comienzo a entrar en las edades en las que no hay que perder tiempo en nada, para no perder aquello que la vida nos tiene ofrecido: ser felices, abandonándonos por completo a la voluntad de los deseos cuando éstos, al igual que brasa que no se extingue, alimentan y dan calor a nuestro existir.<br /><br />Y ya que hablé de Dios… A él le doy gracias por tu existir.</div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-25996492112799911622010-11-09T20:27:00.000-04:302010-11-09T20:39:35.432-04:30Carta Segunda<a href="http://1.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TNnwNHblKoI/AAAAAAAAAHo/7GCiFOyK_NQ/s1600/Las-vias-del-tren-a18002693.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 240px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5537721324952431234" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TNnwNHblKoI/AAAAAAAAAHo/7GCiFOyK_NQ/s320/Las-vias-del-tren-a18002693.jpg" /></a><br /><div></div><br /><div>Vida: </div><div><br />Nuevamente, y como si un protocolo obligado se tratara, vuelvo a escribirte con la misma sinceridad de la vez anterior. De más está decirte que ha iniciado una nueva semana, hace mucho más frio que la semana pasada, tanto que ya se hizo necesario desempolvar las chaquetas que no uso nunca. Te diré que, en estos últimos meses en los días que tengo por laborables, es decir, los que van de lunes a viernes –sin contar las guardias-, me levanto sumamente tarde con la resaca efervescente de tanto pensar, imaginar y soñar hasta la última médula. Acto seguido, y sin pasar por el baño, voy descalzo, directo y sin escala, directamente a la cocina para servirme el café, que acompaño con el primer cigarrillo del día; enciendo el televisor y me vuelvo a tumbar en la cama, tratando de hacer el mayor caso omiso al desastre de la madrugada, pidiéndole a gritos a la modorra que salga de mi cuerpo para poder arreglarme, vestirme e ir a trabajar. </div><div><br />Reconozco en esta mecánica –y nociva, e insalubre- actitud, que soy un desastre en eso de hacer vida sin más compañía que los pensamientos que me acompañan a todos lados. No sé, y esto es una confesión que te hago, si algún día aprenderé a vivir sin ellos, y más cuando han sido una constante para mí existir a lo largo de todos estos años. Entiendo que no puede un ser humano vivir sempiternamente pensando, sino que es más obligatorio el actuar, con miras a que el futuro sea algo más tangible. Muchas de mis obras, lo confieso, por el simple hecho de alimentarse de pensamientos, me han conducido a saborear la agridulce sensación de períodos de luz, y otros tantos de imposibilidad, en mi incipiente oficio de escritor que nunca sabré si lo seré de verdad. Aún así, es mi deseo que, a partir de lo dicho, todo comience a ser distinto, diferente. </div><div><br />Estoy poniendo empeño en irme distanciando de todo ello, marcándome como tarea primaria el cambiar de estilo literario; razón por la cual ya he guardado, en el baúl de esos mismos recuerdos, la pluma que escribía con la tinta del ayer experimentando desde hace unos días para acá, al hacer uso de ella, que en cada uno de sus trazos hay una vida nueva. Y tanto, que el libro en el que llevo trabajando hace más de un año, ha dado un giro desde tu llegada y desde ese cambiar de pluma. Ahora mi entusiasmo por terminarlo es mucho mayor a cuando empecé.</div><div><br />Después de mucho pensar, y gracias a la decisión de navegar a contra corriente en esto de escribir sin sentirme sujeto a nada ni a nadie sino únicamente guiado por el espíritu de libertad impregnado en esa pluma, he logrado desarrollar nuevas ideas para escribir de las que quizá, salga un nuevo libro de cuentos, una novela, o quizá nada; pero que atesoraré con muchísimo tesoro. </div><div><br />Una de las ideas que me ha seguido rondando por la cabeza es esa del Tren de los Sueños que te conté en la carta anterior. He estado imaginando escenas de cómo podría ser una posible secuencia literaria. Me atreveré a contártela con derecho a que la critiques: En esa escena, nos encontramos en el andén del Tren de los Sueños. Te digo que ya tengo el equipaje hecho y dos boletos, uno para mí y otro tuyo. Tú me dices <em>Recuerda que debemos ser pacientes con lo que el destino nos tiene marcado. Aún nos toca esperar.</em> Y sin dejar de sonreír, con total soltura, me animaste a seguir expectante, como tiempo de prueba, para el fortalecimiento de este sobrenatural amor que nos une de manera extraña a través del vínculo de los sueños. <em>El tren está por llegar, sube como lo sueles hacer, al último vagón y no por ello me apartes de tu corazón</em>.<br /><br />Quise hablarte con prontitud y lo impediste, llevando tu mano derecha a mis labios mientras intentabas hacerme entender que ese era mi momento. </div><div><br />-<em>Si pierdes el tren, el hechizo que rodea nuestras vidas se romperá de inmediato y nunca más volveremos a vernos</em>, diciéndome a continuación aquello que en anteriores oportunidades no recordaba haber escuchado de tus labios pero que bien conocía a través del brillo de tu mirada. <em>¡Te adoro tanto como tú me adoras a mí! </em></div><div><br />Entonces el tren entró en la estación con su bruma invernal. Y, aunque no era mi deseo separarme de ti, hice caso a tus palabras y me apresuré a subir al último vagón, llevando la idea final de ocupar la última butaca que me señalaba mi boleto de viaje. </div><div><br />Porque ese era mi mayor deseo en el momento, volví la vista atrás antes de acceder al vagón por la puerta cercana para volver a mirarte una vez más, y llevarte así conmigo.<em> ¡Eres de los que siempre se salen con la suya! </em></div><div><br />Habiéndote escuchado con total claridad, a pesar del murmullo y de los gritos de algunos pasajeros, quise volver atrás para despedirme de ti formalmente y como suelen hacerlo las personas que se quieren, pero la gente con sus brisas y empujones me obligaron a subir al tren. Lo demás lo puse yo, para enseguida buscar el número de la butaca, corriendo con la suerte de que quedaba en ventana y del lado mismo del andén. Tu mirada y la mía se cruzaron en la distancia, y terminamos por decirnos lo que nos quedaba por decir, sin necesidad para ello de usar palabras. </div><div><br />El tren inició su marcha y todo volvió a ser como siempre ha sido: el más hermoso y singular de los sueños, fruto de la necesidad de querer y de ser querido en la plenitud de la libertad y pureza total; esa, la que muchos seres humanos no llegan nunca a alcanzar porque no son consecuentes con sus sueños. </div><div><br />Es cierto que la tristeza viajó conmigo en todo el camino porque una vez más, como tantos fines de semana, no se dio el encuentro real de ambos en la estación final de los encuentros, donde el destino tiene reservado para nosotros el encuentro final. Mi llegada a la próxima estación estuvo marcada por la decisión primera de entregarme a caminar por sus calles con total libertad para luego, preso de la impaciencia, volver a casa para abandonarme al frío de la noche, como siempre suelo hacer, para sentarme a contemplar el horizonte, encender un cigarrillo y entregarme en cuerpo y alma a pensar durante horas, por aquello de no tener otra cosa que hacer. Allí, dadas las circunstancias del momento, empecé a sentirme invadido por tu presencia siendo entonces cuando, casi sin percibirlo, me quedé profundamente dormido para volver atrás en el tiempo y tener contigo otro encuentro maravilloso antes de que subiéramos juntos al tren de los sueños tenidos. </div><div><br />Tengo que decirte lo bien que me sentí al despertar con las primeras horas del alba, para luego asearme y desayunar como Dios manda, ponerme activo para hacer las cosas del día con miras a siempre regresar, en la espera de otro fin de semana en el que, por tener, ya tengo todo hecho. Inclusive esta nueva carta, de la cual sólo me queda guardar en mi computador y colgarla en este blog, para salir a toda carrera a la estación de trenes para seguir en el viaje que me llevará al definitivo encuentro contigo. </div><div><br />Queriéndote siempre más que ayer y menos que mañana, aún cuando no esté cerca la fecha indicada para nuestro reencuentro, me despido…lleno de tu presencia. </div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9121456669115525117.post-14625791303119173492010-11-05T19:33:00.000-04:302010-11-05T20:41:05.623-04:30Carta Primera<a href="http://3.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TNSb6Fk0AMI/AAAAAAAAAHY/0iWNxML8o7A/s1600/tren2blog.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 320px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5536221264176480450" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_vXpZQw7wBHE/TNSb6Fk0AMI/AAAAAAAAAHY/0iWNxML8o7A/s320/tren2blog.jpg" /></a><br /><br />Vida:<br /><br /><div></div><div>La muestra de tu presencia-ausencia me conduce a sumar una prenda más a mis sencillos ropajes, para luego salir a la calle inevitablemente desnudo. Es por ello que tengo esta urgente necesidad de escribirte esta carta primera e iniciar nuevamente este andar en la senda de las letras, este espacio donde ambos hemos sido citados por el destino. </div><div><br />Llueve, no sé por qué, pero llueve a cántaros y aún está por amanecer. Esta lluvia de hoy no estaba anunciada por aquellos que a diario nos hablan del clima y sus repercusiones y, sin embargo, me contenta mucho que así sea, porque está marcado que nuestro encuentro definitivo será en una lluviosa y fría mañana cuasi invernal. Aún desconozco la fecha elegida. </div><div><br />Así, como es costumbre, salgo de casa con lo puesto, llevando conmigo el único equipaje que se me está permitido para este viaje que juntos debemos hacer en el vagón de un tren que el destino, no sé por qué, tiene reservado para ambos en un momento de nuestras vidas. Tu bien sabes, por las muchas e interminadas conversaciones sostenidas durante nuestros furtivos encuentros, que ese tren no es un tren cualquiera como el Eurostar o el Thalys sino que se identifica de manera muy especial con el nombre bonito de <em>El Tren de los Sueños</em>. </div><div><br />¡¿Qué manera tan extraña la forma utilizada por el destino en su comportamiento hacia nosotros, verdad?! </div><div><br />Y yo, que tantas veces me he negado a aceptar esta gran verdad, y otras tantas, he luchado en su contra para no darle el gusto de salirse con la suya, he terminado por verme envuelto en esta locura de ansias, nacida toda ella de mis deseos, de mis delirios, de mis sueños, en los que eternamente me encuentro contigo para, únicamente, vernos a los ojos, sonreír a un mismo tiempo, tomarnos de las manos, hablar de lo que queremos o no queremos, de aquello que nos gusta o disgusta y, sin llegar nunca a besarnos por consideración a lo que somos en el mundo de las contrariedades, finalmente de forma subjetiva vuelves tú a ser quién eres y yo a ser quién soy… </div><div><br />¡Qué cosas tiene la vida en esto de los sentimientos llevados en el corazón y vividos a flor de piel tras el cristal transparente de los sueños tenidos por reales! </div><div><br />Por no haber nada en tu vida que me sea indiferente, bien conoces de mis consideraciones, de mi insistencia y apego a una aventura eterna, dada toda ella entre aquello que bien conozco y lo que estoy seguro llegaré a conocer si, llegado el momento y después de mucho acudir al andén donde estamos llamados a reunirnos, alcanzamos juntos a subir a ese Tren de los Sueños tomados por reales. </div><div><br />Puedo decirte ahora, y haciendo hincapié en lo dicho con anterioridad, que no sabes con cuánta ilusión he vuelto una vez más a abrir el armario de mis locuras para tomar, como lo hiciera en alguna oportunidad, esa maleta siempre dispuesta para ello, donde guardo, de manera protegida, aquellos sueños e ilusiones que han venido a darle alimento a mi alma entre letras y palabras, entre música y vino; pues qué otra cosa más puede hacerse necesaria, cuando es todo su contenido la ropa que viste la desnudez de mi cuerpo, el calzado que permite dejar huella de cada uno de mis pasos, y el único medio maravilloso que en verdad me hace libre. </div><div><br />Y, aunque doy por contado que de sobra lo sabes, quiero decirte hoy cuando retomo la senda, que tengo de todo conmigo, pero en realidad carezco de todo si, saliendo en tu búsqueda una vez más, vuelvo a casa cargando con mi maleta de siempre, por el hecho de no reunirme contigo; pero también alegre y muy animado en el fondo, porque sé que regresaré una vez más a lo mismo, con la ilusión de poder abrazarme a ti en ese anden de los sueños donde estamos llamados por el destino a reencontrarnos… </div><div><br />Corren en sus prisas las manecillas del reloj que tengo cercano al lugar donde habitualmente me siento a escribir, y casi estoy a punto de escuchar el chillido que ha de anunciar la hora que está pronto a llegar… </div><div><br />Debo. Tengo que parar. Ya no dispongo de más tiempo para seguir escribiéndote por primera vez en este papel de cristal líquido. Eso sí, aún gozo de unos segundos para rematar esta primera carta liberada, gritando y suspirando a los cuatro vientos tu nombre, así como lo hago todas las mañanas, ya te lo he dicho en algún mensaje; aunque con el dolor vivido de no poder decirlo aquí, tu sabes, por el recurso literario del misterio. </div><div><br />Correré entonces a tomar de esa taza de café que me espera en la jarrita metálica de la cocina, no importándome que su contenido esté frío en el momento de consumirlo. Luego, y porque es lo debido, lavar de inmediato la cafetera, el recipiente utilizado y también la cucharilla donde agregué el azúcar, por eso de no querer dejar nada sin hacer, para finalmente, y porque así reza el programa, colocarme las vestiduras de hoy. Cargar con la maleta de los deseos y llevarla en un compartimiento cercano al corazón. Abrir la puerta de casa, apagar la luz del pasillo, pasar la llave, tomar el ascensor. Salir a toda prisa. </div><div><br />Y como acto concluyente plantarme en la calle, pensando en el día en que me encontraré contigo para abrazarnos, subir juntos a ese último vagón del Tren que nos conducirá a … no sé, dímelo tú </div>.http://www.blogger.com/profile/07601033277481299965noreply@blogger.com0