8.7.10

Clonazepam y Circo: A propósito de la visita de Calamaro



“…En esta vida real, siempre fuimos decadentes”
Andrés Calamaro.


He venido siguiendo de cerca, por acercamiento y comentarios, toda la vorágine virtual en lo que se ha vuelto la visita de Andrés Calamaro a Venezuela. Y no puedo dejar de sentir algo menos que estupor. No porque El Salmón y sus representantes hayan aceptado completar el doblete con una presentación gratuita; nada más alejado de eso. Sino porque nuevamente volvemos a hacer baluarte nuestros radicalismos extremistas.

Estupor me da que la simple visita de un artista ponga de plano lo inconscientemente enajenados que podemos llegar a ser. Aquí el artista aceptó una presentación gratuita y lo tildan de “chavista de mierda” –seguro los mismos que hace algunos meses reclamaban su presencia-; pero más atrás salen los afectos al gobierno a decirle que no le pare bola a los escuálidos del carajo, y hasta un medio de comunicación oficial aprovecha el tema para meter el dedo en la llaga de la polarización.

Es desolador pero también habitual ver como el populacho –y hasta voces con obligada conciencia social- se encienden demagógicamente sin ni siquiera tomar en cuenta la posición real del artista, en cuanto como artista viene a dar un espectáculo. Aquí desde hace tiempo la famosa diana se va desvaneciendo a la conveniencia política de cada quién; pero no es ni rojo o azul, sino siempre teñido de negro desde el primer fotograma. Cada uno podrá sacar su propia interpretación, desde luego. Pero la mía, también lo digo, es que estamos haciendo una apología virtual del terrorismo.

En mi posición, las críticas y “apoyos beligerantes” están todos fuera de lugar; porque el arte es un quehacer absolutamente individual, emana de un solo individuo que crea y su objeto de creación está ínsitamente ligado a él. Mientras que la política, del signo que sea, no es cosa de uno pese a que se haga recaer siempre sobre uno, sino de muchos y hasta de todos. El político que destaca, en el régimen que sea, sobresale por ser director de orquesta y no solista. Ni siquiera los dictadores. Y no creo que ésta sea o haya sido la intensión de Calamaro al venir al país.

Cada quién puede tener su posición política, somos animales políticos y todos las tenemos, pero nada habilita para insultar a otros y, en el caso de El Salmón, llegar hasta señalarle que es un “chavista de mierda”. Hoy cobró Calamaro, ayer cobró Calle 13, Bersuit u otros tantos. Eso habla más bien de emocionalidad herida o estados alterados de la mente, ya que pertenece a la esfera privada de la persona y no es asunto de interés cultural. Como sí lo es que, pago o gratuito, se haya logrado la posibilidad de que uno de los artistas más influyentes de la escena musical latinoamericana haya tenido a bien visitar el país, luego de 19 años de ausencia.

Lo que más asusta de los agravios es la capacidad que tenemos para llamar a la polarización y la exclusión, en un país donde no se necesita que alguien más lo proponga, porque ya nos tienen perfectamente divididos entre chavistas y antichavistas, y disentir del disfrute del arte. No necesita este país que la absurda polarización llegue hasta las preferencias musicales, y exhorto a quién lea estas humildes posturas a no caer en tan baja propuesta, porque la situación nacional exige de nosotros sindéresis, claridad, mesura y aportes en la búsqueda de la equidad y la paz, cuando asomamos a una crisis de identidad que ya comienza a mostrar sus efectos y con tanta y tan feroz evidencia de que la situación empeorará por todos los costados.

A propósito, entre las rabias insolentes, nadie le puso el ojo a las implicaciones de la productora en todo este tema. Recomiendo leer la columna de hoy del periodista Luis Villapol que, guste o no guste lo planteado –son múltiples las posturas que puedan tenerse sobre el punto- es hasta el momento la única pluma que ha visto el tema en una óptica distinta, lo cual celebro.

En cuanto al señor Calamaro. Si, seguro no se imaginó que el hecho de haber aceptado una simple negociación para un show gratuito le crearía tantas molestias en su Twitter, tanto que hicieron explotar su rabia. Lo comprendo, yo hubiera hecho lo mismo y mandarlos a la mierda se hubiera quedado corto. Pero aquí ni el hecho cultural ha logrado mover las bases del clonazepam* y circo en que se ha convertido esto. Una hierba y música, que todo pasa...

Ya el hombre está en Caracas. Este viernes y sábado serán los shows. Que cada quién que decida a cuál prefiere ir y que disfrute. Mi dedo erecto es para la polarización. Y que El Salmón nos brinde su arte. Ya lo dijo él mismo en su Twitter. "Hermanos americanos, lo que ocurre en twitter se queda en twitter, todo bien no hay rencor, llego a CCS con las ilusiones intactas !" ¡Gracias por la visita y la deferencia, Salmón!


*Clonazepam: Fármaco indicado en el Trastorno de Pánico con o sin agorafobia. Rivotril, Ravotril, Diocam para lo comercial

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